Lo que antes se convertía en una imagen divertida, que gustaba a los niños y también a los adultos, quienes tenían sus palomares privados para el consumo de pichones, es hoy un quebradero de cabeza para los vecinos y el Ayuntamiento de Calatorao, que ven como día a día el número de palomas crece y aumentan los problemas derivados de su presencia.

Las casas abandonadas, corrales hundidos o cualquier edificio que presenta un hueco abierto al exterior, se han convertido en el reclamo de una especie que ha crecido exponencialmente en los últimos años. No se sabe si el apelativo que últimamente se aplica a las palomas de rata del aire ha sido el causante de que los cazadores hayan abandonado su captura y se dejen de consumir los pichones. Lo cierto es que en Calatorao se cuentan por miles.

Se ha roto el equilibrio ecológico que reducía las palomas a su presencia en los campanarios y poco más. Ahora se ha convertido en una especie invasiva que se deja notar con excrementos en las calles y casas, el taponamiento de los canales de vertido de los tejados y su deterioro, y la suciedad que dejan en los coches, con una suciedad corrosiva que daña fuertemente la chapa de los mismos.

La concentración es tal que la preocupación de los vecinos ha sido transmitida al ayuntamiento. Unas veces de palabra y otras por escrito. «Nos ha llegado alguna petición, aunque nosotros de oficio ya hemos realizado actuaciones», dijo David Felipe, alcalde de Calatorao. «Hemos solicitado a los propietarios de las viviendas que podrían servir de refugio y cría para las palomas que cierren sus huecos para dificultar la anidación. Llevamos seguimiento de si se está respondiendo a la petición para, en todo caso, actuar de oficio», apuntó.

Actuación vecinal

La agrupación de estos animales es tan numerosa que aprovechan cualquier espacio horizontal para establecer sus nidos.

Algunos vecinos han iniciado por su cuenta la lucha contra las palomas, bien mediante escopetas de aire comprimido, la colocación de mallas en sus ventanas o con sistemas especializados para que no se posen en sus viviendas.

Desde el Ayuntamiento de Calatorao se está pensando en una solución global. «Llevamos mucho tiempo estudiando el tema, pero no tenemos partida presupuestaria y no recibimos subvenciones salvo casos muy graves», explicó Felipe.

«Antes de que esto se convierta en un problema de salud, vamos a revisar las partidas económicas para ver si tenemos sobrantes y con ello poder contratar una empresa especializada que mediante jaulas consiga eliminarlas, ya hemos contactado con algunas y esperamos poder dar con la solución», añadió.