El reciente vuelco de un vehículo BMR de transporte militar en el cuartel de Pontoneros de Monzalbarba, que provocó la muerte de un soldado y heridas de distinta consideración a 12 personas, entre estudiantes que asistían a una jornada de puertas abiertas y personal castrense, y el de un TOA en el campo de San Gregorio, durante las maniobras Cierzo, han puesto sobre el tapete el problema de la seguridad vial en el seno del Ejército español.

Sin embargo, lo que preocupa sobre todo en los cuarteles no son los accidentes en el transcurso de misiones operativas, sino los que se producen fuera de servicio, que ascienden a más de medio millar cada año. Este concepto abarca tanto los siniestros in itinere (en el camino de ida y vuelta al trabajo) como los que se producen en cualquier otra circunstancia, como durante los permisos de fin de semana, en vehículos particulares.

"Anualmente, en el Ejército de Tierra mueren entre uno y dos militares en accidentes de tráfico que se registran en el curso de una misión, pero fuera de misión el número de fallecimientos suele rebasar la veintena", apunta el comandante Francisco Casado, jefe del Centro de Coordinación y Seguridad Vial del Ejército de Tierra.

Las estadísticas son elocuentes. Durante el 2003, último ejercicio del que existen datos disponibles, un militar falleció en un accidente en acto de servicio, mientras que fuera de los cuarteles y de los campos de maniobras, es decir, en las vías públicas, perdieron la vida 21 miembros de las Fuerzas Armadas. En total, ese año se produjeron 285 accidentes militares y 559 civiles que dejaron 181 heridos que viajaban en vehículos del Ejército y 603 que se desplazaban en coches particulares.

La gravedad de las cifras de mortandad castrenses resulta evidente si se comparan con las de la población en su conjunto. Según fuentes de la Dirección General de Tráfico, en España fallecen en accidente de tráfico del orden de 108 personas por cada millón de habitantes. Pero los militares, con 355 víctimas mortales por millón de personas, superan el triple de esa cantidad si se suman los fallecimientos en vehículos militares y privados. Claro que, por otro lado, las estadísticas también muestran que las muertes que se producen con vehículo militar en el Ejército de Tierra son muy inferiores a la media nacional: 29 fallecimientos por cada millón de habitantes.

Y si las cifras del año 2003 fueron alarmantes, las del 2002 fueron todavía peores, con dos muertos en misión y 22 conduciendo vehículos particulares. Se registraron además, respectivamente, 185 y 652 heridos en 852 accidentes.

Sin embargo, este año, con la muerte de un soldado que viajaba en el BMR del Regimiento de Pontoneros de Monzalbarba, a las afueras de la capital aragonesa, son ya cuatro las defunciones registradas en los distintos centros castrenses de todo el país. "Cuando la tónica general es que se produzcan entre uno y dos muertos en acto de servicio a lo largo del año, el hecho de que en un ejercicio asciendan a cuatro, de forma puntual, no es representativo", señala el comandante Casado.

En cambio, la trágica persistencia de las abultadas cifras en accidentes ocurridos durante desplazamientos que no están relacionados con el trabajo constituye un auténtico quebradero de cabeza para el Ministerio de Defensa.

"A día de hoy no sabemos cómo solucionar esta sangría", subraya el responsable de Seguridad Vial del Ejército de Tierra. "Se desarrollan campañas de concienciación, y esperamos seguir haciendo más en el futuro, pero lo cierto es que resulta bastante difícil influir en la forma de conducir de personas muy jóvenes que, a menudo, para disfrutar más de su tiempo libre, salen a última hora en coche camino de su unidad", concluye.