Aragón reconocerá a partir de hoy en su legislación lo que hace siglos practican sus habitantes en sus respectivos territorios, una realidad lingüistica que bebe de tres lenguas, el castellano, el aragonés y el catalán. Las Cortes aprobarán, si no hay contratiempos, la Ley de Lenguas, una iniciativa legislativa que lleva amagando con plantearse 25 años y que estuvo en dos ocasiones a punto de presentarse al Legislativo, en 2001 y en 2005. Fue un compromiso de los socios de gobierno (PSOE y PAR), pero las desavenencias entre ambos, con los aragonesistas obsesionados en no calificar de catalán la lengua hablada en la parte oriental ha lanzado a los socialistas a buscar --y encontrar-- el apoyo de CHA. IU exigía más. Y el PP ha reaccionado agitando la amenaza anexionista catalana con una campaña de desinformación que puede tener eco en zonas castellano parlantes, pero que sin duda le pasará factura política. Desde hace 25 años, los escolares de las zonas con más de un idioma ya pueden aprender en la escuela su lengua materna, viviendo la situación de la forma más natural.

Que la ley así lo recoja no es más que hacer justicia con estos aragoneses, es decir, con todos.