El Ayuntamiento de Zaragoza ha anunciado que blindará los alrededores de la Basílica del Pilar con bolardos y maceteros antiterroristas para evitar un posible ataque con coches bomba. Pretende instalar estas defensas en la fachada norte, en el paseo Echegaray y Caballero. De esta forma, el consistorio cumple la sugerencia realizada por la Jefatura Superior de Policía de Aragón, que adelantó EL PERIÓDICO.

Esta medida trata de evitar un atentado contra este templo que es el principal foco de atracción turística de la ciudad, además de simbolizar la Hispanidad. Desde el Cuerpo Nacional de Policía se planteó esta protección especial, tras conocerse que los yihadistas que perpetraron los ataques de Barcelona y Cambrils tenían entre sus sangrientos planes un atentado con explosivos en la Sagrada Familia de la Ciudad Condal. También tuvieron en cuenta que en el 2014 circuló en la redes sociales una fotografía de dos jóvenes enarbolando la bandera negra yihadista frente a la basílica.

Esta decisión afecta a varias líneas de autobús del Consorcio de Transportes, que suprimen su parada. Además, como este estacionamiento lo utilizaban para realizar la regulación del final de línea, el ayuntamiento zaragozano ha habilitado una zona en el paseo de la Ribera, entre la calle Puente Tablas y el Balcón de San Lázaro, de unos 40 metros de longitud, del lado derecho de la zona de estacionamiento, al que se traslada la parada de bus en este lugar.

TURISMO / La prohibición también afecta a los autobuses turísticos que deberán parar y estacionar en la zona habilitada en la avenida Pirineos, aunque en caso de ser necesario, el consistorio se compromete a estudiar otras alternativas para estos buses.

Esta protección de la cara norte de la basílica se completará, previsiblemente, con el cierre de la plaza del Pilar con bolardos o maceteros, salvo la entrada por la fuente de la Hispanidad en la que se establecerá un dispositivo de control y vigilancia de accesos que llevarán a cabo de manera ininterrumpida la Policía Local y la Unidad de Protección y Reacción (UPR) de la Policía Nacional que ya es visible en toda la ciudad y, especialmente, en el casco histórico y en el paseo Independencia, las zonas más concurridas de la capital aragonesa. De hecho, en la calle Alfonso I hay una dotación que vigila los accesos en unión con el centenar de maceteros instalados.

El dispositivo antiterrorista activado en la ciudad es más amplio que el que ya se llevó a cabo durante la pasada Navidad, después de que el Ministerio del Interior aconsejera la instalación de bolardos en zonas concurridas tras el atentado yihadista a un mercado navideño de Berlín en el que murieron una docena de personas. El Ayuntamiento de Zaragoza entonces asumió el consejo, si bien esta medida duró menos de un mes. Fuentes municipales justificaron la medida señalando que la retirada de los puestos conllevaba un descenso del número de personas presentes en la zona y, por tanto, el sentido inicial desaparecía.

No obstante, a raíz de los atentados en Cataluña, fue el propio jefe superior de la Policía en Aragón, José Ángel González, el que en la última Junta de Seguridad Local recordó al alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, que la recomendación de Interior seguía vigente y que los últimos acontecimientos la reforzaba.

Un guante que recogió el primer edil, si bien señaló que lo tenía que poner en manos del área de Movilidad y de la Policía Local de cara a analizar la viabilidad de instalar este tipo maceteros o bolardos retráctiles de cara a facilitar los accesos a vehículos de emergencia, que era el principal problema de la medida. Finalmente, el consistorio tomó la decisión de colocarlos quince días después, si bien los modelos elegidos no han gustado a los comerciantes de la zona porque hubieran preferido que no fueran fijos. La Junta de Seguridad Local para las Fiestas del Pilar tendrá que revisar el dispositivo la próxima semana.