Hace tan solo dos meses, los socialistas aragoneses auspiciaban el encuentro de la cúpula socialista federal en Zaragoza. Bajo los arcos de la Aljafería, Pedro Sánchez y Susana Díaz se saludaban con efusividad y afecto bajo la mirada de Javier Lambán y Juan Alberto Belloch, dos de los primeros dirigentes del PSOE que apostaron públicamente por la presidenta andaluza como la mejor candidata para liderar el partido en un momento de gran complejidad para la formación. Cuando ella se autodescartó, y Sánchez venció a Eduardo Madina en unas primarias donde los socialistas aragoneses mantuvieron una prudente discreción, estos se alinearon sin fisuras en torno al nuevo secretario general, que esta semana ha sufrido su primera crisis de liderazgo bajo la atónita mirada de los patrocinadores de aquel aparentemente cordial encuentro en las Cortes aragonesas.

"Lo que menos necesitamos en estos momentos es dispararnos al pie nosotros mismos, aunque tenemos cierta habilidad para ello", señala un destacado dirigente socialista aragonés, cuando el PSOE lucha por mantener su posición hegemónica en la izquierda, ahora amenazada por Podemos, y dar la vuelta a unas encuestas que preocupan en las filas del partido por la baja intención directa de voto que les otorga.

Entrevista incómoda

Por eso, asisten con preocupación y cierto enojo ante una semana en la que diversos socialistas en todo el Estado han cuestionado el liderazgo de Sánchez, en una posible jugada estratégica de Díaz. Solo ha faltado la irrupción del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, quien en una entrevista en la Cadena Ser desveló su encuentro con Pablo Iglesias, y no se mostró entusiasmo por Pedro Sánchez, al tiempo que censuró el arrepentimiento público del PSOE actual sobre la reforma de la Constitución para limitar el déficit.

Un comentario de Lambán en una red social tras la entrevista del expresidente resume el malestar: "Alfonso Guerra, ejemplo de dignidad y lealtad al PSOE ahora y siempre. No me lo imagino conspirando con Podemos a espaldas de Pedro Sánchez". El candidato socialista --que nunca ha ocultado sus críticas hacia gran parte de la gestión de Zapatero-- le acusaba veladamente de desleal e indigno, una opinión que comparte gran parte de la dirección socialista que no entiende que a cuatro meses de las elecciones y con una tarea costosa para forjar nuevos liderazgos, surjan internamente piedras en el camino.

En el PSOE aragonés hay una absoluta lealtad --como han hecho todas las cúpulas regionales en los últimos 20 años-- con el proyecto federal, y existe una considerable cohesión en torno al candidato aragonés a la Presidencia de la DGA, quien ha integrado a parte de la dirección autonómica anterior, a pesar de sus manifiestas diferencias de antaño. Quienes tenían recelos inicialmente han asumido su liderazgo y hay una voluntad clara de no entorpecer la estrategia ante la campaña más difícil para los socialistas. No obstante, hay más militantes de base críticos y preocupados con el porvenir socialista. En muchos casos no entienden que gran parte de la estrategia se centre en críticas y ataques hacia Podemos, considerada en estos momentos la gran amenaza del PSOE, y consideran que la renovación es ficticia.

La esperanza del tripartito

Los socialistas aspiran --aunque reconocen las dificultades-- a obtener un resultado mejor que Podemos y contradecir las encuestas para poder alcanzar pactos con partidos con los que mantienen una relación fluida y que se ha estrechado en los últimos meses: IU y CHA, formaciones que en ningún caso favorecerían un gobierno popular. Si la aritmética lo permite, este tripartito es hoy por hoy la opción más deseada en el PSOE, una vez que es imposible un gobierno de mayoría, y más cuando las encuestas indican que el PP podría volver a ser la fuerza más votada (siempre que se deshinche el globo de Podemos).

La primera crisis interna se ha saldado con un cierre de filas en torno a la figura de Sánchez, por pura disciplina. Esta semana, una de las personas más próximas a Lambán y miembro de la Ejecutiva Federal, Susana Sumelzo, ha tenido un protagonismo especial en Madrid, como diputada en el Congreso y como integrante del órgano de dirección socialista, en un claro mensaje de apoyo sin fisuras al liderazgo del actual candidato del PSOE a la Moncloa, y venciendo así cualquier posible imagen de desconfianza recíproca entre Sánchez y la dirección socialista aragonesa, un mensaje que también ha pretendido mandar algunos sectores pero apenas ha calado.

Algunos socialistas aragoneses que han tratado a la andaluza sostienen que "es muy inteligente y ambiciosa, y una mala enemiga. Sabe que no es su momento para aspirar a La Moncloa, y quemarse antes de tiempo, como le pasó a Carmen Chacón. El hecho de que vaya a anunciar elecciones en marzo es la mejor prueba de que sabe lo que hace", indican. Consideran que este órdago de Díaz es acertado, aunque tiene sus riesgos, tanto para ella como para el partido. Si Díaz revalida su hegemonía, en el PSOE consideran que saldrán reforzados de cara a las elecciones autonómicas de mayo. Aunque no quieren ni pensar qué puede suceder si en el tradicional granero de votos socialistas sufren un descenso electoral.

De momento, y antes de anticiparse, todos reclaman remar en la misma dirección y trabajar para hacer las mejores candidaturas posibles, confeccionar un programa en el que llevan meses trabajando, e incrementar la presencia en la calle para recuperar la confianza perdida de muchos votantes.