Los más mayores se han unido por solidaridad. Y han decidido poner su granito de arena para ayudar a los más pequeños de la casa. Es la historia de los residentes de tres centros de Ballesol en Zaragoza (en sus sedes de Puerta del Carmen, Mariana Pineda y Salvador Allende), que este año tomaron contacto con Aspanoa, la Asociación de Padres de Niños Oncológicos de Aragón, y con sus proyectos.

Los residentes decidieron que ellos podían colaborar con su causa y decidieron impulsar la campaña solidaria Pulseras de la ilusión con un lema: ¡Porque son solo niños y vivir es su juego más divertido¡.

Aprovechando los talleres de laborterapia y manualidades, 45 residentes han elaborado más de 600 pulseras de colores con un significado diferente cada una. "La roja es la pasión y el amor, el verde representa la esperanza e ilusión", explican. La misma ilusión con la que estos voluntarios y solidarios mayores han decidido mostrar y vender --a 1,50 euros-- las pulseras hechas de grogén para recaudar fondos que ayuden a mejorar la calidad de vida de los niños con cáncer y la de sus familiares.

Pero esta no es la única actividad que en los próximos meses van a realizar los residentes de Ballesol a favor de Aspanoa. Entre acciones que se desarrollarán durante el mes de diciembre, destaca el rastrillo solidario que comenzó el pasado día 9 con la venta de productos y materiales que han donado altruistamente entidades como Club Deportivo Real Zaragoza, El Corte Inglés, Confecciones Pomar, Chocolates Lacasa, Edelvives, Mémora, Sangrías Loleá y Eurest. Un rastrillo que debido a la demanda, mantendrá la venta de algunos de sus productos (como las pulseras solidarias).

De momento, ya se han vendido más de 500 de las 600 pulseras que elaboraron los residentes, aunque los mayores ya están confeccionando nuevas series. Las pulseras se pueden seguir comprando en Ballesol. El epílogo a esta historia de solidaridad intergeneracional culminará en febrero con la entrega del talón con todo lo recaudado a la asociación Aspanoa.