Los trece militares españoles que viajaron a la Antártida para ofrecer apoyo logístico pasaron ayer en Zaragoza el testigo a los integrantes del Ejército de Tierra que les sucederán de diciembre a marzo durante la XXXII Campaña Antártica en la base Gabriel de Castilla donde se investiga el cambio climático.

El acuartelamiento San Fernando de Zaragoza reunió a los veintiséis componentes que forman el equipo entrante y saliente de la misión polar, que lleva realizándose desde 1988, con el fin de transmitir nociones y conocimientos, así como las experiencias recibidas.

De esta forma, esta «familia antártica», como se llaman, ha empezado la preparación para afrontar el reto, que supone estar a 13.000 kilómetros de España, a 1.000 km del lugar habitado más cercano y separados de Ushuaia, la ciudad argentina más austral, por el mar más peligroso que hay en el mundo, el de Hoces.

La preparación de los trece componentes dura cinco meses y se centra en conocimientos relativos a la seguridad.