Hace tiempo que la razón de ser de los bomberos en Zaragoza, apagar fuegos, no es ni de lejos su principal ocupación: auxilio y traslado de heridos, accidentes de tráfico, saneamiento de fachadas en riesgo e incluso recogida de animales --incluídos panales de abejas-- igualan o superan a los avisos de incendio. Pero en los últimos tiempos hay un tipo de avisos en particular que se han destacado como los más habituales, y constituyen además un preocupante reflejo social.

Se trata de los rescates de personas mayores, accidentadas en casa, sin familiares cercanos o sin posibilidad de que estos accedan a la vivienda. Por ejemplo, porque con la natural cautela o desconfianza de los mayores hayan atrancado la puerta con doble cerradura o un pestillo inaccesible desde fuera. Y, en casos extremos, también la apertura de puertas para rescatar cadáveres es un aviso muy frecuente. Y normalmente es por quejas vecinales por el olor, no porque alguien eche de menos a las víctimas.

Fuentes del cuerpo municipal de bomberos destacaron que, aunque no cuentan con estadísticas específicas de estas actuaciones --se clasifican como rescates o auxilios--, estas tareas "han desplazado con mucho a los accidentes de tráfico" como principal motivo de las salidas.

La apertura de puertas con motivo del hallazgo de cadáveres supera "fácilmente los cien casos al año", y las de atención a accidentados son mucho más frecuentes, "un mínimo de una al día, normalmente dos o tres".

Entre estas últimas las hay de todo tipo. Hay personas mayores que sufren un accidente en casa, con la relativa fortuna de tener a mano el móvil, y llaman a los bomberos incluso antes que a sus familiares, "porque el teléfono (080) es fácil de recordar y se lo saben", explican. Otros ni siquiera se accidentan, pero no tienen fuerzas para levantarse, y en otras ocasiones ni siquiera están solos, pero el cónyuge que está en mejores condiciones tampoco tiene energías para auxiliar al otro. "Hay casos sangrantes", cuentan los bomberos, aún acostumbrados a ver de todo.

"Incluso asistimos a gente que tiene un dispositivo de teleasistencia, pero aunque pulsen el botón se han encerrado por dentro y los sanitarios no pueden entrar", explicaban fuentes del cuerpo.

Los factores del auge de estas intervenciones son muchos, desde el envejecimiento demográfico a los hábitos de vida más independientes de la ciudad respecto al pueblo, pasando por la crisis. Pero también evidencian alguna carencia en la sociedad o en sus servicios sociales para que los bomberos, aunque encantados de servir al ciudadano, tengan que atender a tantas de estas urgencias.