La Guardia Civil investiga a cuatro vecinos de Épila por el supuesto robo de 200 kilos de cable de cobre que fue manipulado con fuego para desprender la funda de plástico que lo recubría.

El pasado 9 de mayo, agentes pertenecientes al núcleo de reserva de la Guardia Civil de Zaragoza que inspeccionaban un centro de reciclaje de metales ubicado en la capital aragonesa vieron entrar en el mismo un turismo ocupado por tres personas que se disponían a realizar una venta de material.

Una de estas personas, una mujer, se dirigió a la ventanilla para facilitar sus datos personales y realizar la venta mientras los otros acompañantes descargaban del maletero cuatro sacos de grandes dimensiones en cuyo interior había cableado de cobre.

La Guardia Civil procedió a verificar el material existente en los sacos y tras preguntar a los ocupantes del turismo por la procedencia, estos informaron de que la desconocían, ya que una cuarta persona les había entregado los cables para llevar a cabo la venta, obteniendo con ello un beneficio económico, según informaron fuentes del instituto armado.

Debido a las respuestas contradictorias de los ocupantes del turismo, a los que se les tomó declaración por estos hechos, los agentes intervinieron el material ante la posibilidad de que proviniese de la comisión de algún acto ilegal.

El cableado de cobre, que pesaba 201 kilos y tendría un valor en el mercado de 800 euros, había sido manipulado con fuego para extraerlo de la funda de plástico que lo recubría.

Las gestiones posteriores se centraron en la búsqueda del cuarto implicado, un hombre que fue localizado el pasado viernes, 12 de mayo, y que negó conocer a los tres ocupantes del vehículo.

La Guardia Civil investiga a las cuatro personas por un presunto delito de robo con fuerza en las cosas. Se trata de tres varones y una mujer, con edades entre los 18 y los 43 años, españoles y vecinos de Épila, a dos de los cuales les constan antecedentes policiales por delitos contra el patrimonio.

El robo de hilo de cobre constituye en ocasiones un acto de sabotaje que ha ocasionado la incomunicación por telefonía fija de distintas localidades en la provincia de Zaragoza y en el resto de Aragón. Su destino suele ser la exportación, dado el elevado precio que alcanza el metal.