Ejea vivió ayer momentos de gran tensión entre los familiares llegados de distintas partes de España para asistir al entierro de los dos niños fallecidos el pasado sábado en el incendio de su vivienda, en el que también resultó gravemente herido su abuelo. El problema, que llevó a la Guardia Civil a organizar un férreo dispositivo de seguridad para evitar altercados, se originó porque la madre de los pequeños, residente en Valencia y en trámites de separación de su pareja, manifestó que quería enterrarlos allí y no en la capital de las Cinco Villas.

La idea de la progenitora provocó el enfado inmediato de los familiares del padre, que vive en Ejea y se hallaba de viaje por Castilla cuando ocurrió el triste suceso, que se pudo deber a un cortocircuito. A lo largo del día corrieron todo tipo de rumores sobre la posibilidad de un enfrentamiento.

Y esta circunstancia hizo que durante la mañana se produjeran gritos e incluso empujones entre los miembros de los dos clanes. Sin embargo, por la tarde se llegó a un acuerdo doble. Por un lado, unos y otros convinieron en que el entierro se efectuara en Ejea. Y, por otro, solicitaron con éxito a la a autoridad judicial que aplazara el funeral hasta las nueve de la mañana de hoy.

"Ya está arreglado, el entierro será aquí y mañana por la mañana (por hoy)", indicó José Manuel, primo hermano de Fari y residente en Salamanca. "De esta forma dará tiempo para que todo el mundo pueda asistir al velatorio, pues hemos venido familiares de muchos sitios de España y si los hubieran enterrado esta tarde algunos no habrían podido verlos", explicó.

El tanatorio fue escenario de un continuo trasiego de parientes y amigos de la familia Jiménez Varela. Incluso la alcaldesa de Ejea, Teresa Ladrero, se acercó al velatorio para dar el pésame a los deudos de Juan y Emilio, de 5 y 2 años de edad, según señaló José Manuel, que confirmó que la autopsia había concluido que los dos murieron por inhalación de humo.

Fari y su mujer estaban en proceso de separación cuando ocurrió el incendio que acabó con la vida de sus dos hijos. La guardia y custodia de los pequeños debía de ser uno de los obstáculos para que se consumara la ruptura. José Manuel aseguró que los niños estaban con el padre por decisión judicial, "como lo demuestra el hecho de que vivieran con él en Ejea". Sin embargo, varios familiares de la progenitora subrayaron que la guardia y custodia había recaído sobre ella.

Esta falta de sintonía era palpable ayer. Los familiares de uno y otro cónyuge se movían por separado entre el tanatorio y la plaza de la Virgen de la Oliva, donde está la iglesia en la que se celebrará el funeral.

Junto al atrio del templo se hallaban estacionados cinco vehículos de la Benemérita con su correspondiente dotación. Además, había policías locales apostados en los cruces y un número similar de todoterrenos y coches radiopatrulla se hallaban aparcados junto al cuartel del instituto armado en Ejea, en la salida hacia Tauste. Mientras tanto, el estado del abuelo de los niños, José Jiménez, que está hospitalizado en Zaragoza, sigue siendo grave.