La discusión está servida y los vecinos y visitantes de la localidad zaragozana de Los Fayos emitieron ayer su veredicto. La mayoría no aprueba que el toro de fuego se sustituya por uno con lámparas de color azul en sus astas. Los pitos se hicieron oir el pasado sábado por la noche nada más salir de los corrales, y los asistentes ya exigían al ayuntamiento rectificar para el próximo año.

Muchos defendían que el toro embolado y el ensogado deben regresar a la programación de las fiestas del pueblo mientras la alcaldesa del municipio, la socialista Rocío Berrozpe, insistía en que su intención es proseguir con esta práctica para minimizar al máximo el daño que se le causa a los animales. Un objetivo que, no en vano, algunos de sus vecinos comparten, aunque se hicieran oir más los pitos y las críticas.

Esta práctica, que ya se realiza en otros puntos de España --como en Navarra, La Rioja o la Comunidad Valenciana-- abre el debate en Aragón.