El CAI Zaragoza se despidió de la primera fase de la Eurocup con buen sabor de boca, con un triunfo sobre el segundo clasificado del grupo, el Brose Bamberg alemán (78-76), en un encuentro en el que fue de menos a más, reservándose lo mejor para el final. Un triple de Kevin Lisch a falta de seis segundos resolvió un partido intrascendente para la clasificación del grupo A pero que ambos contendientes convirtieron en una cuestión de orgullo, en una pelea en toda regla. Unos centímetros, los que le costaron a Strelniek que su canasta a falta de dos segundos fuera de dos y no de tres, evitaron la prórroga pero no la sonrisa en la cara de los caístas.

Con todo decidido de antemano no había oportunidad de especular ni de mirar otros resultados. Pero no era un partido amistoso y la grada quería ganar y los dos equipos quisieron ganar cada vez con más ganas, lo que acabó dejando un final de partido más que interesante. Entretenido, cuando menos, que es lo mínimo que pide el que ha ido a verlo. El CAI se sobrepuso a la intensidad defensiva germana, al acierto de tres del Bamberg, tiró de orgullo y de buen juego en ocasiones, defendió con inteligencia y acabó llevándose el partido en un final ajustado.

La primera parte obedeció a lo esperado en cuanto a falta de tensión en muchas fases y con ambos equipos más preocupados de la parcela ofensiva que de la defensiva, pero en la segunda cambiaron las tornas. El Bamberg, por detrás en el marcador (37-31), puso más intensidad atrás lo que, de entrada, sorprendió al CAI. Los aragoneses se encontraron con una agresividad inesperada, permitida por unos colegiados que señalaban faltas en ataque y luchas para desesperación de la grada, y eso les costó un parcial muy adverso (13-29) en el tercer cuarto y las protestas de los aficionados.

Con los diez puntos de diferencia en el marcador (50-60) se escucharon silbidos en la grada. Para los árbitros hubo bastantes, pero también para el juego del equipo. En cuanto el CAI se puso las pilas pudo empezar a remontar. La sociedad Llompart-Katic funcionó a la perfección y la muñeca de Robinson, también. El Bamberg desplegó todas sus armas, un poderoso físico y buenos tiradores, pero el esfuerzo colectivo del CAI Zaragoza fue más decisivo. Después de concecer cinco triples en el tercer cuarto, el Bamberg solo pudo anotar uno en el último por los cuatro del CAI lo que, unido al mayor número de veces que los aragoneses fueron a la línea de tiros libres, acabó decantando la balanza del lado local. El CAI se dio una alegría para despedir la primera fase. Ahora ya puede pensar en la siguiente.