No es que el Real Zaragoza diese un giro de 180 grados con lo visto hasta ahora, pero ganó. Y eso es un paso gigantesco en el debut de Raúl Agné como técnico zaragocista, un triunfo ante el Almería que es oro puro, tres puntos de un valor incalculable para demostrar que la reacción que todo nuevo entrenador supone en un vestuario tenga reflejo también en el césped, con tres puntos valiosos, por la necesidad, por poner fin a seis jornadas sin vencer, y porque suponen el mejor comienzo posible para la nueva era. El Zaragoza, con una apuesta valiente aunque sin mucha gasolina para llevarla a cabo, recurrió a su arma más valiosa en esta temporada, el balón parado con la zurda de Lanzarote, para que Javi Ros y Ángel ejecutaran a un Almería de Soriano que fue la viva imagen de la candidez, el enemigo ideal para que el recién estrenado rumbo arrancara de la mejor manera, con un triunfo.

Claro que hay margen para la mejora. Mucho, muchísimo, pero es un tópico que siempre se avanza con más tranquilidad con el respaldo de los triunfos y el Zaragoza necesitaba reencontrarse con ellos, volver a sentir lo que es ganar, lo que no conseguía desde el 17 de septiembre cuando se impuso al Alcorcón. Por todo ello, el triunfo más que de oro, es de platino. Pone los cimientos, los primeros ladrillos, los que sirven para rearmar la moral, los que ayudan a edificar la base. Queda mucho por construir, no cabe duda, pero el primer paso ya está dado.

Agné fue valiente en su apuesta de salida, con Lanzarote y Cani en las alas y con Ángel y Juan Muñoz en ataque. Milla no se atrevió a juntar nunca a los cuatro de inicio. La señal desde el banquillo se tradujo en el campo en un Zaragoza dominador, que quiso gobernar el choque de salida, donde se fue directo hacia la meta de Casto, mientras el rival esperaba agazapado su oportunidad, seguro de que llegaría con el paso de los minutos.

No tradujo esa superioridad el Zaragoza en claras ocasiones de gol, pero la actividad en ataque de Cani, Lanzarote y Ángel y el buen trabajo en el medio de Javi Ros sí que dieron para una sensación de dominio que no tardó en tener premio. Javi Ros aprovechó un rechace de un lanzamiento de falta de Lanzarote que dio en la barrera y que prolongó Juan Muñoz para hacer el primero. Lanzarote, poco después, en un pase medido de Cabrera desde la defensa (otra señal de que los tiempos están los cambiando) desaprovechó la ocasión para hacer el segundo.

La gasolina zaragocista duró 20 minutos y poco a poco Joaquín Fernández y Fran Vélez se apoderaron en la medular y Pozo fue entrando más en juego. Sin embargo, el Almería tenía la inocencia de un niño y Ratón, apoyado en un trabajo defensivo por fin sólido, vivía un partido placentero. El final del primer acto apenas tuvo noticias, el Zaragoza fue perdiendo fuelle, pero el Almería apenas lo aprovechó, ya que Quique nunca podía con el eje de la defensa zaragocista y el oficio de José Enrique daba para apagar los pocos fuegos que se originaban por el lado andaluz. Un disparo del siempre activo Ángel que rechazó Casto supuso el epílogo a un primer acto con claros y luces por el Zaragoza y solo sombras por el lado del Almería, al que su puesto en la zona baja de la tabla refleja todo lo que es, un equipo muy pobre.

SENTENCIA A BALÓN PARADO / Tras el descanso Agné no movió ficha pese a que su equipo había dado preocupantes muestras de bajón en esa apuesta tan ofensiva, por mucho que Cani y Lanzarote estaban más prestos para la batalla física que en otros días, sobre todo el extremo barcelonés, que nunca tuvo su fuerte en esa faceta y que esta vez se le vio más implicado y solidario que de costumbre. Otra buena noticia.

Avisó Zapater con un mal disparo a centro de Lanzarote y cuando el Almería más dominaba, cuando más se echaba en falta oxígeno desde el banquillo, una falta de Lanza pilló dormida a toda la zaga almeriense para que Ángel desviara lo justo para marcar el 2-0. Antes, Agné había movido el banquillo con la entrada de Edu García para buscar más equilibrio, pero el árbitro, en un absurdo penalti de Zapater, dio vida al Almería. Lo transformó Quique y Soriano, ya con Chuli, Iván Sánchez y Juanjo en el campo, buscó el empate, que pudo llegar porque el Zaragoza andaba con la lengua fuera.

Javi Ros tuvo la sentencia en una contra que inició Cani y polongó Lanzarote, pero Juanjo y sobre todo Chuli, en un remate que remarcó el buen momento de Ratón, pudieron empatar. No llegó el gol del Almería y sí la explosión de felicidad para que la nueva era empiece muy bien, con una victoria de platino.