Carlos Pauner llegó a Zaragoza en olor de multitud. El pasado 22 de mayo el alpinista de Montañeros de Aragón alcanzó la cima del Everest. A las dos de la tarde Pauner llegaba al aeropuerto de Barajas junto a Raúl Martínez. Tras comer en Madrid, ambos cogieron el AVE que les llevó a Zaragoza poco antes de las seis de la tarde. En la estación de Delicias le esperaba su familia encabezada por sus padres y por Laura, su hija.

Después llegó la fiesta grande en el salón de actos del Antiguo Centro Mercantil. En un ambiente glamuroso y muy poco montañero, le dieron la bienvenida algunas instituciones y los patrocinadores de la aventura. En esta atmósfera única se mezclaron amigos montañeros de toda la vida como Adrián Uclés, Javier Barra, Juan Carlos Cirera, Javier Pérez, José Villalta, Alberto San Martín con ejecutivos engominados, familiares, colegialas, periodistas... Era un ambientazo de lo más discotequero con Sheila Herrero como azafata y Javier Segarra de maestro de ceremonias.

Con media hora de retraso Pauner y Martínez llegaron al salón. El aplauso fue unánime. La estrella entró con un pantalón vaquero gastado, una camiseta azul y tan fresco como si hubiera subido la semana pasada el Moncayo. El primer abrazo fue muy significativo. Fue de su gran amigo Javier Pérez.

Después subió al estrado y empezó a contar sus vivencias. Javier Segarra tuvo tanto protagonismo como el montañero. "¡Estamos encantadísimos que estéis aquí!", exclamó el presentador. Y Pauner respondió con la voz ronca. "Ha sido un camino largo y duro de 15 años. He tenido experiencias buenas, malas y he conocido a gente extraordinaria". El aragonés recordó después a la mucha gente que ha perdido en el camino. "Tengo que recordar a mi amigo Juanjo Garra, fallecido hoy en el Dhaulagiri. Con el catalán hice el Lhotse y el Shisha. Hace dos días hablé con él. Estaba con moral y le dije que aguantase. Pero no sé lo que ha pasado, si ha fallado la gestión o la coordinación del rescate".

Después se fueron desgranando cinco vídeos de la tercera experiencia de Pauner en el Everest. Raúl Martínez asistía como un convidado de piedra hasta que tras un cuarto de hora de entrevista Segarra le preguntó a Carlos Pauner qué era la ceremonia de la Puya y este le pasó el testigo a su amigo.

Después explicó su decisión de subir sin oxígeno. "No se podía subir sin él por la noche. Si lo hubiera intentado, no habría hecho cima y hubiera bajado con congelaciones". Y antes de terminar, explicó que no tiene claro regresar al Everest para subirlo sin oxígeno. "No es una montaña que me guste. Mueren los mejores y suben los peores. Su campo base es de turistas y no de alpinistas". Tras menos de media hora de fiesta, las luces del salón se apagaron.