El Real Zaragoza las ha pasado canutas para superar la eliminatoria de Copa frente al Granada. La emoción del torneo se ha concentrado en el minuto 95, donde el conjunto de Manolo Jiménez, a un gol de ser expulsado del torneo y con uno menos por doble amarilla de Postiga, ha rectificado dos veces bajo su portería para evitar el tanto letal. Primero Looevens para corregir un error de Leo Franco y después el propio guardameta en una reacción felina cerraron el apasionado y apasionante encuentro. El conjunto aragonés, por el doble valor de los tantos a domicilio, se verá las caras en octavos con el Levante.

Manolo Jiménez jugó con fuego al alinear a Romaric, que está mucho peor que Apoño. El costamarfileño se puso en una posición de mediapunta testimonial y sobre esa baldosa se quedó a verlas pasar. El partido discurría sin acontecimientos para recordar --salvo un escandaloso penalti no señalado sobre Postiga--, con el Real Zaragoza armado en la insistencia de Movilla, José Mari y Zuculini y el Granada con pocos recursos para saltar el vallado. Pero una carrera de Ighalo fue demasiada zancada y su disparo pegó en la pierna de Loovens. El balón se envenenó y entró por el lugar contrario al que se había lanzado Leo Franco.

En igualdad de condiciones y de marcador y con Romaric de vacaciones pagadas por Los Cármenes, llegó el empate de José Mari tras una magistral y precisa asistencia de Postiga. Un toque de calidad es mucho en este equipo y el luso lo dio en el momento justo. La llegada de su compañero para marcar fue puro juego y acierto, un remate de libro por estética y puntería. Segundos antes, Montañés calentaba en la banda para entrar por Romaric, que fue lo que ocurrió.

Pero la Copa guarda reacciones que se gestan en lo visceral. La eliminatoria estaba ganada y a Postiga no se le oucrrió otra cosa que ganarse la roja al ver la segunda amarilla. Simuló un penalti bobo y la tontería puso al Real Zaragoza contra las cuerdas y mantequilla en los nervios de Leo Franco, quien midió mal en una salida para hacer bueno un cabezazo de Mainz.

El encuentro se hizo de Copa, con urgencias, errores y aciertos. El Granada metió a Siquiera para abrir las bandas y el Real Zaragoza echó el candado alló donde pudo. La adrenalina subió enteros hasta hacerse irrespirable la lentitud del reloj para unos y la rapidez para otros. A la hora de la verdad apareció Leo Franco, quien antes del aluvión final había aborado un mano a mano con Floro Flores.

En el tiempo de prolongación, en el último aliento, otro satélite colgado al área fue despejado mal por el arquero argentino, Ighalo disparó sobre la canilla de Looevens, que estaba bajo el largeuro, y cuando el gol parecía cosa hecha en una orgía monumental de piernas en el área peuqeña, apareció Leo Franco en un ataque de furia y reivindicación para hacerse héroe. Lo celebró Leo como un títul personal y colectivo, y se emocionó tras el pitido final. Por el momento, el primer escalón se ha superado con el corazón en un puño y una buena dosis de ilusión inyectada para futuros compromisos en la Liga.

Granada: Roberto; Juanma Ortiz, Bryan Angulo (Siqueira, m.62), Mainz, Íñigo López (Machís, m.88); Iriney (Orellana, m.80), Mikel Rico, Torje, Dani Benítez; Ighalo y Floro Flores.

Real Zaragoza: Leo Franco; Abraham, Sapunaru, Loovens, Álvaro; Movilla, Romaric (Montañés, m.58), Zuculini (Aranda, m.77), Víctor (Paredes, m.67); José Mari y Postiga.

Goles: 1-0, M.27: Ighalo. 1-1, M.55: José Mari. 2-1, M.66: Mainz.

Árbitro: Gil Manzano (Extremeño). Expulsó al visitante Postiga (m.59) por doble tarjeta amarilla. También amonestó a los locales Torje, Iriney y Dani Benítez, y a los visitantes Romaric, Paredes, Sapunaru, Aranda y Leo Franco.

Incidencias: Partido de vuelta de dieciseisavos de final de la Copa del Rey disputado en Los Cármenes ante 21.000 espectadores.