La XIX edición del Trofeo de esquí alpino Valle de Astún fue una gran fiesta del deporte escolar. Un total de 50 deportistas desde los 9 y hasta los 13 años se divirtieron en las pistas de las Marmotas el pasado fin de semana. Espectáculo, competitividad, buen ambiente y diversión en lo que serán los futuros campeones del esquí alpino español que tanto necesita de grandes referentes.

Es una prueba de élite que forma parte del circuito Audi Quattro Cup de esquí alpino en las categorías U12 y U10. Este gran premio se inició el pasado 13 de enero en La Molina y el 3 de febrero se desplazó hasta Sierra Nevada. Una semana más tarde el trofeo llegó a Baqueira Beret y Astún era la estación donde se celebró la cuarta prueba. Las dos últimas competiciones serán en la estación leonesa de San Isidro y se cerrará con la tradicional cita del XXIII Trofeo Pitarroy en Cerler.

El Trofeo Valle de Astún alcanzaba la decimonovena edición y siempre lo ha organizado el Club Pirineista Mayencos de Jaca. Fue el año pasado cuando el Circuito Audi Quattro Club recaló por primera vez en la estación de Astún. De esta manera esta competición era un magnífico banderín de enganche para la entidad deportiva jacetana. «Contamos con una importante cantera de 300 niños desde los 8 a los 15 años de los que 50 son de competición», explica Chechu Mintiegui, el responsable del equipo de competición de esquí alpino de Mayencos. En la cúspide de esta gran pirámide de esquiadores están los tres que pertenecen al Centro de Tecnificación de Aragón (CETDI) y que son Ibón Mintiegui, Andrés García e Irma Doliwa.

Fue el año pasado cuando Mayencos solicitó a la Federación Española incluir la prueba de Astún en el circuito Audi Quattro Cup de esquí alpino. «Llevamos muchos años organizando carreras y nuestros deportistas siempre han esquiado en la estación de Astún. Es la segunda vez consecutiva que lo organizamos, pero es posible que el año que viene nos releven Formigal o Candanchú», afirma Chechu Mintiegui.

La prueba consistía en dos carreras que se disputaban el sábado y el domingo. Pero hubo un primer contratiempo. «Cuando fuimos a marcar los trazados a la pista Marmotas, nos encontramos la nieve en muy mal estado debido a la lluvia caída durante las horas previas de la noche anterior y a una temperatura muy alta que hacía que la pista no presentara las garantías de seguridad requeridas para realizar una carrera de este tipo. El circuito estaba peligroso para los niños y el delegado de la Federación Española decidió suspender la competición del sábado», afirma Mintiegui. La decisión de la organización fue posponer la carrera al día siguiente manteniendo el programa del sábado: dos mangas de eslalon para la categoría U12 y otras dos mangas de gigante para la categoría U10.

Lo que no se suspendió fue la fiesta del sábado organizada por la Federación Española y Audi Quattro en el Palacio de Hielo de Jaca. Transcurrió entre juegos y sorteo de regalos, todo ello amenizado por un equipo de animación. El día siguiente todo cambió como del negro al blanco en las laderas de Astún.

«El domingo la estación nos recibió con la mejor cara: cielos completamente despejados y una temperatura de tres grados bajo cero, sin apenas viento», afirma Chechu Mintiegui, que reconoce gozoso que «en estas condiciones, la pista estaba perfecta para llevar a cabo la competición, que se inició tras el reconocimiento de la pista por parte de los jóvenes corredores y sus entrenadores, comenzando a las diez de la mañana con la salida de la primera chica de la categoría U12 en eslalon», indica Mintiegui.

Los resultados de los esquiadores aragoneses fueron magníficos puesto que se impusieron en tres de las cuatro categorías. En U10 masculino se impuso Luken Garitano, del CE Jaca y en chicas Jimena Artero, del mismo club, mientras que en U12 masculino el mejor fue Sergio Fernández, del Formigal. Por último, en la categoría femenina venció Nikole Arriola, del Ainhoa SC.

Uno de los secretos del éxito fue la labor de los voluntarios. «Somos un club social y la inmensa mayoría de los padres echaron una mano. Los padres se pusieron en la llegada y las madres en las pizarras y los chiringuitos. El número era de medio centenar», apunta Mintiegui.