«Garrido puede ser una incorporación muy válida para Segunda. Tiene que centrarse y dejar de salir por las noches». La frase es del verano del 2016 de Juan Carlos Cordero, en su llegada a la dirección deportiva del Cádiz. Antes, había estado en el Granada, club que había fichado al centrocampista del Barakaldo para cederlo después al conjunto gaditano. Lo conocía, pues, de sobra. «Hizo eso para pincharme, para que me centrase, me avisó de que me tenía que esforzar. Es el jefe, no podía decirle nada. Me picó en el orgullo, aunque no me gustó lo que dijo. Le he dado la vuelta y le he quitado la razón», explica el protagonista, que se ha hecho en las dos últimas temporadas un fijo en la medular gaditana, en la referencia en el orden táctico y en la contención para Álvaro Cervera.

La declaración del director deportivo llama la atención. No es habitual. El jugador bilbaíno llegó al Cádiz en enero del 2014, con Agné en el banquillo. No jugó mucho con el extécnico del Zaragoza. «Tiene unos conceptos muy claros, que están bien, pero necesitan de gente con calidad para llevarlos a cabo. Quizá en un Primera de media tabla para arriba te puede funcionar, pero en un Segunda o en Segunda B, con equipos más físicos, es más difícil», admite sobre el de Mequinenza. Con Calderón y con Claudio sí jugó más en el Cádiz, pero eso no le libró de salir cedido en el verano del 2015.

Regresó un año después, con el Cádiz recién ascendido a Segunda. No tenía sitio en teoría y las palabras de Cordero no le dejaron en buen lugar: «No salía mucho de fiesta, ¡qué va! Te ponen etiquetas, famas y es difícil quitártelas. Tras decirlo, él me llamó y me avisó: ‘Para que espabiles’. No es que me cuide más que hace dos años. Siempre me he cuidado, de verdad», sentencia el centrocampista, que tiene claro cuál ha sido el cambio que le ha consolidado tras aquellas declaraciones de Cordero: «Con los años vas sabiendo más tus virtudes, disminuyes los defectos y te sacas más partido, es solo eso».

La visión de Álvaro Cervera

Sea cual sea la explicación, Garrido es pieza básica de este Cádiz que lleva 11 jornadas de 17 sin encajar gol y que se presenta en La Romareda con 619 minutos imbatido, unos números impresionantes: «Llegamos en un momento idóneo. El equipo está con una confianza terrible. Mejor, imposible»,asevera.

¿Cuál es la clave defensiva de este Cádiz? Garrido la tiene clara: «La unidad que hay, a cualquiera le da igual correr por el compañero, cuando alguien falla nadie le recrimina nada y se pone a correr igual. Hemos tenido bajas, han llegado jugadores nuevos y el sistema no se resiente. El ambiente es bueno y cualquiera se parte la cara por el de al lado», asevera con convicción.

Y es que el Cádiz de Álvaro Cervera ya fue el cuarto equipo menos goleado y disputó la promoción de ascenso a Primera tras subir en la temporada anterior a la categoría de plata. «El míster es fundamental en todo esto, el que lee los partidos, el que decide y el que tiene la clave de la unidad, del espíritu del grupo. Es un entrenador que exige mucho al jugador en cuanto a correr».

Precisamente no fue Álvaro Cervera, un extremo de zurda de seda, un ejemplo de sacrificio en ese sentido, pero sí lo son sus equipos. «Nos dice que como jugador estaba muy equivocado. Piensa que le habría ido aún mejor si hubiera corrido más, con ese espírtitu de sacrificio. Eso es lo que nos inculca».

El Cádiz ya rozó volver a Primera hace unos meses y, sin decirlo en voz alta y manteniendo el mensaje de la permanencia como meta, quieren sacarse esa espina esta temporada: «Sabemos que este equipo es capaz de eso, de subir, y nuestra afición invita a lograrlo. Es una grada espectacular», indica el jugador vasco, que ve al Zaragoza como un rival directo. «Arrancará seguro, tiene calidad para estar arriba», dice, antes de no dudar en el jugador favorito de su próximo rival: «Soy del Athletic. Aunque no jugué en esa cantera, soy socio y es mi equipo de corazón y solo me puedo decantar por Toquero. Se parte la cara por el equipo».