La puesta en marcha del refugio de Góriz tras su rehabilitación y ampliación es una de las grandes ilusiones que le queda por ver al montañismo aragonés. El veterano refugio situado en el Parque Nacional de Ordesa, a 2.200 metros de altitud y en la vertiente sur del Monte Perdido, lleva seis años en obras que avanzan a un ritmo de una lentitud desesperante. Todo se debe a que las ayudas económicas de las instituciones llegan a cuentagotas.

Modesto Pascau, que ya conocía el edificio hace 35 años cuando era el responsable de refugios de la Federación Aragonesa (FAM), es ahora gerente de Prames. "Peino bastantes canas y peinaré bastantes más el día que se inaugure Góriz. Entonces ya estaré jubilado. Sin ninguna duda, es el sitio donde nos las han hecho pasar mas jorobadas. Será una gran hazaña y un día de alegría para todos los montañeros aragoneses cuando se inaugure el nuevo refugio. Así se mantendrá el uso deportivo, ciudadano y público en el Parque Nacional de Ordesa", indica.

Ahora el responsable del comité de refugios de la FAM es Sergio Rivas. Prefiere no pensar en la fecha en la que llegará el final de las obras en Góriz. "Todo dependerá de las aportaciones económicas que se vayan recibiendo. Pero hay una fecha en el horizonte que es el 2018, que es cuando se cumple el centenario de la inauguración del Parque Nacional. Ojalá para entonces una parte importante de las obras de Góriz estén terminadas. Pero es más un deseo que una realidad", dice.

La historia

Ahora que todas las instituciones aragonesas reman en el mismo sentido para que uno de los grandes símbolos de Ordesa se adecue a las exigencias del siglo XXI, Modesto Pascau recuerda todas las vicisitudes que se han vivido en esta instalación deportiva. "En el caso de Góriz las administraciones a veces no se han comportado adecuadamente con los montañeros. Históricamente hemos sido maltratados y ha habido muy mala leche por parte de los que mandan", afirma Modesto Pascau.

El mayor litigio llegó a final del siglo XX con la entidad de Parques Nacionales, el Ayuntamiento de Fanlo y algunas asociaciones ecologistas. "Nos pusieron todas las pegas del mundo. Ganamos varios juicios y gracias a la movilización de los montañeros en Ordesa conseguimos que se mantuviera el uso público en ese trozo importante del Parque Nacional junto al uso de conservación", explica Pascau.

Ahora todos colaboran, desde el Gobierno de Aragón hasta el Parque Nacional. "Todos estamos en la idea de adecuarlo y nadie está poniendo pegas. Pese a los problemas económicos, estamos contentos y satisfechos, aunque se avance más despacio de lo que nos gustaría. Joaquín Olona, el consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, se comprometió verbalmente a que de una manera o de otra se acabaría Góriz en esta legislatura", explica Pascau.

En la actualidad se trabaja en el edificio adosado al refugio antiguo. "El Gobierno de Aragón a través del departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad aporta una financiación durante los dos próximos años de 200.000 euros, Parques Nacionales, 150.000 euros y Deportes del Gobierno de Aragón, una pequeña aportación de 30.000 euros", explica Sergio Rivas. En el edificio adosado hay que realizar las distribuciones interiores, escaleras, carpinterías y terminaciones de fachadas. "Aquí estarán las habitaciones de los montañeros, las de los guardas, la cocina, el bar, la recepción, parte del comedor y parte del almacén. Es tan grande como el edificio actual", afirma.

Góriz pasará de las 72 plazas actuales a las 80 divididas en habitaciones. Una vez se termine con el edificio nuevo, comenzarán las obras en el viejo. "La idea es acometer la cubierta del edificio antiguo. Hay que vaciarlo por dentro para hacer las distribuciones nuevas. Allí irá la otra mitad de las habitaciones, el comedor, las taquillas, una pequeña enfermería y en la baja cubierta el cuarto de los guardas forestales", indica Sergio Rivas. También se ha construido un edificio pequeñito pegado a la ampliación para las aguas y calderas.