Al final de la ceremonia, Eva y sus dos hijos Javier y Paloma subieron al altar mayor de la basílica del Pilar. La esposa de José Luis Abós, acompañada durante la celebración por una multitud que despidió al entrenador del CAI Zaragoza, leyó una carta escrita de puño y letra por Pepelu en sus últimos días. Las emociones, ya de por sí a flor de piel, se desbordaron en el santuario, por donde corrieron las lágrimas por esa herencia tan inesperada como digna de la personalidad de un ser humano magnífico.

"Gracias a la vida, porque lo he tenido todo". Así finalizaron tres minutos de confidencias, un legado pleno de agradecimientos a todos los que han estado a su lado durante sus 53 años de vida. Los asistentes cerraron este regalo con un aplauso atronador, inmortal. Solo dejó un breve lamento sobre el papel. "Me voy demasiado pronto". Citius, altius, fortius... Así se marcha y se queda José Luis Abós, con la lucidez, el dolor y la alegría de haber recorrido un camino duro con una sonrisa y el optimismo guiando la brújula de sus valores. Los que le condujeron hasta el corazón de la gente, de la gente auténtica.

CARTA DE JOSÉ LUIS ABÓS

AMIGOS

"Como por responsabilidad mía, ya que en ningún momento os quise alarmar acerca de mi estado, estoy seguro que a muchos os habrá sorprendido el inesperado desenlace de mi enfermedad. Aun sabiendo que la operación no fue lo bien que hubiéramos deseado, siempre fui optimista pensando que podría haber una solución alternativa; todo ha sido mucho peor y más rápido de lo que hubiéramos podido sospechar.

Quiero mediante estas líneas mandaros un gran abrazo, ya que debido a lo anteriormente mencionado no he podido hacerlo uno a uno con todos los que me habéis animado con vuestros mensajes de apoyo. Por ese motivo os agradezco a todos las muestras de cariño y ánimo que me habéis mandado por cualquier medio y que me han servido para animarme, no sabéis de qué manera. Es muy reconfortante sentirse tan querido y respaldado por tanta gente, lo cual significa que algo hemos hecho bien en esta vida.

Yo peleé mucho tiempo por ser entrenador y por poder llegar a ACB, y al final lo conseguí, pero no sin mucho esfuerzo previo, por supuesto. Saber que en este camino he ido acumulado tantos amigos y tanta gente que me aprecia ha sido muy reconfortante en estos momentos difíciles.

Siento que me voy demasiado pronto, que me quedan muchas cosas por hacer pero también me voy con las alegrías que me ha dado la vida, que han sido muchas.

En lo personal he tenido la suerte de tener a mi lado una mujer maravillosa. Eva, mi amor. Y unos hijos fabulosos a los que adoro y de los que me siento muy orgulloso, Javier y Paloma.

En lo profesional he podido dedicarme a lo que ha sido mi sueño. EL BALONCESTO. He podido entrenar en el equipo de mi corazón. El CAI. Y he vivido los mejores momentos de mi vida en el Príncipe Felipe. Me he sentido querido allí y el calor que me dio su afición me acompañara allá donde vaya.

Cuando pensaba que la vida de los demás seguía mientras yo tenía que apartarme y que poco a poco me olvidarían, me llenó de felicidad y de emoción el día de la presentación ver la ovación, las pancartas, las camisetas de ánimo. Me emocioné como no lo he hecho en la vida.

Me voy con el corazón lleno de ese sentimiento. Lleno de agradecimiento a todos los que estabais ese día en el Príncipe Felipe y a los no pudisteis estar pero también os sentíais así. Gracias a mi CAI por tanta felicidad y gracias al Felipe, donde estará mi corazón para apoyar a mi equipo.

Me gustaría poder daros las gracias a todos, uno a uno, pero espero que todos sepáis que este agradecimiento genérico es para cada uno de vosotros.

Gracias a la vida porque lo he tenido todo".

José Luis