-Llega en el verano del 2003 desde el Sporting. Tenía otras ofertas. ¿Por qué la del Zaragoza?

--Apostaron fuerte por mí. Era un club que me gustaba, con una historia importante en el fútbol español, y consideré que era una buena elección para dar el salto a Primera. Y el tiempo confirmó que no me equivoqué. Más allá de los títulos que se consiguieron, me sentí muy cómodo desde el principio, tanto en el equipo como en la ciudad.

-Firma hasta el 2008, 5 años. ¿Su idea era quedarse tanto tiempo?

-Lo firmé con la convicción de cumplirlo. El problema es que en el fútbol nunca puedes saber qué te deparará el futuro. Por suerte, esas dos temporadas fueron positivas tanto para mí como para el club. Era feliz en Zaragoza y sentía el cariño de la afición y de la entidad, que me lo dieron todo para que los dos años fueran tan positivos.

-¿Quién le convence para venir? Pedro Herrera lo había seguido.

-Pedro es la persona que desde el primer momento apostó fuerte por mí. Me quería en el Zaragoza. Le agradezco mucho la insistencia y el esfuerzo que hizo para que acabara en el club.

-Con el Sporting le marcó al Zaragoza en Segunda, en Gijón y aquí. Como para no conocerle...

-Fue casualidad marcarle en esos dos partidos. Lo que cuenta es la trayectoria que lleva cada uno y vieron algo en mí que les empujó al esfuerzo de ficharme.

-El Zaragoza supone su debut en Primera. Eso siempre marca.

-Por supuesto. Firmé por el Real Zaragoza para poder jugar en Primera. Era algo por lo que llevaba peleando desde hacía tiempo. Además, fue bonito también que ese debut llegara en La Romareda. Es uno de esos días que guardo en la memoria.

-Ese verano llegan al equipo usted, Alvaro, Savio, Ponzio y Gabi Milito. Cinco buenos refuerzos.

-Teníamos una buena plantilla. Lo más importante es que el grupo funcionaba bien, que había buena sintonía en el vestuario. La unión era importante y eso se transmitía después.

-Menudo central era Gabi Milito, dentro y fuera del campo.

-Era un futbolista especial, puro carácter. Para nosotros era importantísimo poder contar con alguien así dentro del vestuario.

-Su sombra en Zaragoza era su padre, Mel. No se perdía ni un entrenamiento ni un partido...

-Mi padre siempre ha estado conmigo durante toda mi carrera deportiva. Le encanta acompañarme en los entrenamientos y ver todos mis partidos. El vínculo con Zaragoza también es importante porque allí engendramos a Zaida, que luego acabó naciendo en Valencia. Para mí siempre ha sido muy importante que mi familia se encontrara a gusto donde yo jugaba.

-A aquel Zaragoza le cuesta arrancar. ¿Por qué?

-Fue un inicio de temporada complicado. Necesitamos tiempo para acoplarnos entre todos y encontrar el camino, en cuanto a juego, que buscábamos.

-Y a usted. Dos goles en las primeras 14 jornadas. Se decía al principio que era un goleador sin gol. Menuda temeridad vistos sus datos posteriores.

-Mi caso no fue diferente al del resto del equipo. Todo era nuevo para mí: el club, la categoría, la ciudad... Y me hizo falta un periodo lógico de adaptación para empezar a ayudar al equipo con mucho trabajo y con goles.

-En enero se va Paco Flores y llega Víctor Muñoz. ¿Con qué se queda de uno y de otro?

-Paco siempre me ayudó. Cuando al principio no marcaba goles, él continuó confiando en mí. Para mí, era muy importante tener ese apoyo. Víctor también hizo un gran trabajo al frente del equipo. A los dos les tengo mucho respeto y cariño por lo que me han ayudado en mi carrera.

-El equipo mejora también tras enero porque llegan Movilla y Dani. A usted la llegada de Dani le supone mucho.

-Fueron dos jugadores importantes porque nos ayudaron a seguir creciendo. Con Dani nos entendimos muy bien y su forma de jugar me ayudó bastante.

-El equipo va a más en Liga y se planta en la final de Copa contra el Madrid. ¿Qué recuerda de aquella noche?

-Fue muy especial. A nivel personal, era mi primera final. Pero lo más importante de todo es la ilusión que había en la ciudad, el cariño que nos transmitió la gente. Era un Real Madrid potente, pero nuestra afición tenía una fe ciega en nosotros. Nuestro compromiso era dejarnos la piel en el campo y pelear por una Copa que acabó entrando en la historia del club.

-¿Y de la celebración posterior?

-Imagine... Habíamos conseguido una Copa histórica. Estábamos muy, muy contentos y dimos rienda suelta a esa felicidad.

-No tenían ni cava, se lo tuvo que dejar el rival.

-Mejor que fuera así... Parecía que éramos los invitados a aquella final y al final conseguimos volvernos a casa con la Copa. Lo del cava era lo de menos.

-Su primer título de muchos. ¿Hasta qué punto lo convierte en especial?

-Eso nunca se olvida. Es cierto que después llegaron más, pero guardo esa Copa del Rey con mucho cariño.

-Antes del final de esa temporada marca un día cuatro goles al Sevilla en La Romareda. ¿Fue su mejor tarde como zaragocista?

-Fue una de las mejores. Cuatro goles en un partido no es algo que ocurra muchas veces en la carrera de un futbolista. Pero también recuerdo otros partidos con el Real Zaragoza en los que me sentí igual de importante pese a no marcar tantos goles.

-Acaban logrando la permanencia

-El objetivo principal era seguir otro año más en Primera y se logró. Y, después, la Copa. Creo que esa temporada fue notable y sirvió para ir sentando las bases de un proyecto que ilusionaba.

-La segunda temporada empieza con la Supercopa en Valencia. Tampoco eran favoritos y menos con el mal resultado de la derrota en la ida, pero levantan el título.

-Si algo demostró ese equipo es que nunca tiraba la toalla. Fuimos a Mestalla sin complejos y lo conseguimos. Fue una buena manera de empezar una nueva temporada.

-Con el Zaragoza debuta en Europa, en la UEFA, y ese año caen en octavos de final con el Austria de Viena tras un 1-1 en un campo con hielo en Viena y cuando el camino a aquel título no parecía muy difícil. ¿Lo recuerda?

-Fue una lástima decir adiós en octavos a la UEFA... Lo cierto es que fue nuestra bestia negra aquella temporada, ya que también nos ganó en la liguilla. El equipo estaba con confianza y en Europa también venía haciéndolo bien. Sin embargo, tuvimos que decir adiós a una competición en la que soñábamos por llegar lo más lejos posible.

-Su debut en La Roja es de zaragocista. El 2 de febrero del 2005 y ante San Marino.

±Lo recuerdo. Era un partido de clasificación para la Eurocopa y entré en la segunda mitad por Raúl. La selección ganó 5-0 y, aunque no pude marcar, fue otro de esos días inolvidables. Llevaba muchos años soñando con eso.

-Ese fue el comienzo de toda su etapa en La Roja. ¿Hacer historia con la selección es más especial que con un club?

-Son diferentes. Por la dimensión que logró España, tal vez la gente me recuerde con más cariño por lo que ha sido mi contribución a la selección. Estoy muy orgulloso de ser el máximo goleador y de ese Mundial y esa Eurocopa.

-No renueva con el Zaragoza porque el club no llegó a sus pretensiones. Exigía sentirse más valorado. Y sus números lo merecían, 40 goles en 94 partidos. ¿Se fue con esa espinita?

-Creo que era lo mejor para todos en aquel momento. El Real Zaragoza pudo ingresar una cantidad económica importante y yo me marché al Valencia para continuar con mi carrera. Fue una buena opción por ambos lados. No me ha quedado ninguna espina clavada con el Real Zaragoza. Todo lo contrario. Le estaré siempre agradecido por todo el cariño que club y afición me han dado siempre.

-El Valencia pagó su cláusula, 12 millones, en el verano del 2005. Allí explota de forma definitiva. ¿Cree que en el Zaragoza no pensaron después que pudieron sacar más dinero por usted si hubiera renovado?

-No sé. Insisto, fue una gran operación para el club y para mí.

-Valencia, Barcelona, Atlético, antes Sporting, ahora New York City. ¿Qué importancia tiene en su carrera el Zaragoza, aquellos dos años aquí?

-Fueron muy importantes para mí. Debutar en Primera, conquistar mi primer título, poder ir convocado por primera vez con la selección... Por todo lo vivido, por los éxitos deportivos que tuve allí, está claro que fueron dos temporadas determinantes en mi carrera.

-¿Y en su corazón?

-Pues lo mismo. Me llevé el enorme cariño de una afición que estuvo siempre a mi lado. Me sentí como uno más en la ciudad desde el primer día.

-¿Cómo ha vivido todo lo que ha pasado el Zaragoza en los últimos años, la crisis, el descenso o estar cerca de la desaparición?

-Han sido años muy complicados con situaciones que, para los que amamos al Real Zaragoza, no se deberían haber producido nunca. Es duro ver así a un club histórico. Este año parece que están enderezando el rumbo y espero que puedan clasificarse para disputar el playoff por el ascenso. Está claro que el sitio del Zaragoza está en Primera División. Ojalá llegue el ascenso y sea un nuevo empujón para que el club recupere cuanto antes el lugar que le corresponde en el fútbol español.

-¿Mantiene contacto con alguien del club o de Zaragoza?

-Han cambiado muchas cosas y ha pasado tiempo. Ahora no queda mucha gente de mi etapa.

-Champions, Ligas, Copas, Supercopas, Mundial de clubs, Eurocopa, Mundial... Su carrera no puede estar más llena de títulos. ¿Se siente satisfecho o aún echa algo en falta?

-Es para sentirse satisfecho. He disfrutado de momentos inolvidables. No es una espinita, pero sí que me dolió no ir a la Eurocopa de 2012 por aquella lesión. Me hubiera gustado poder estar al lado de mis compañeros en otra Euro que fue histórica. Pero no me puedo quejar. Me siento un privilegiado por la carrera que he tenido hasta ahora.

-No está mal para alguien que tuvo que luchar mucho por una lesión de niño en el fémur derecho que también le hizo perfeccionar su zurda. No hay mal que por bien no venga...

-Es que tienes que aprender de todo y aprovechar cualquier contratiempo para intentar levantarte

más fuerte

-¿Aquella lesión en el Mundial de clubs con el Barça fue el momento más duro de su carrera?

-Fue doloroso. Además, fue la primera lesión de gravedad que tuve en mi carrera profesional. Fue duro estar tantos meses sin poder jugar, sin poder sentirme futbolista. Pero también aprendí de esos momentos y creo que eso también me ayudó a ser una persona más fuerte.

-Acaba de debutar en la MLS. Con 33 años, ¿hasta cuándo le queda fútbol a Villa?

-Del New York City me atrajo la calidad del proyecto y el deseo de ganar títulos en otro continente. Estoy disfrutando de esta aventura desde el primer día. No es un paso atrás en mi carrera. Creo que la MLS puede estar en breve a la altura del fútbol europeo. Estos primeros partidos me están confirmando las buenas sensaciones. Al primer partido en Orlando fueron 65.000 aficionados. Respecto a mi futuro, mi deseo es intentar alargar mi final de carrera y jugar lo máximo posible porque adoro el fútbol. Llevo tiempo haciendo un trabajo físico especial y me gustaría jugar varios años más. Trabajo duro para lograrlo.