Rafael Nadal vuelve a estar camino de sus mejores momentos, tras los dos últimos meses del 2017 martirizado por la lesión en la rodilla derecha. Pese a no desarrollar su mejor tenis, al menos todo el rato, en el partido de ayer ante el Peque argentino Diego Schwartzman (1,70 metros de puro talento y fuerza, a sus 25 años y situado ya en el puesto 26 del ranking ATP), el tenista mallorquín se clasificó por décima vez para los cuartos de final del Abierto de Australia, el primer Grand Slam de la temporada, donde persigue su segundo título (fue campeón en el 2009) y mejorar las finales del 2012, 2014 y 2017, esta última perdida en cinco sets ante el suizo Roger Federer. Para seguir su ambiciosa senda, Nadal deberá mantener, o incluso elevar un poco, su nivel en la próxima ronda ante Marin Cilic, verdugo ayer del asturiano Pablo Carreño en cuatro apretados sets —6-7 (2-7), 6-3, 7-6 (7-0) y 7-6 (7-3)— y que se convirtió en el segundo croata capaz de llegar 11 veces a los cuartos de final en un Grand Slam, empatando en esa estadística con Goran Ivanisevic.

Los cuartos de final de Nadal llegaron acompañados de una propina nada menor. El español acabará la semana manteniendo su posición de número 1 del mundo, que estaba amenazada por Federer en caso de que el manacorense no alcanzara esa antepenúltima ronda. «Sabía lo del número 1 porque me lo habían dicho, pero la verdad es que lo había olvidado. No suelo pensar en ello, aunque me dará un bonus de confianza para lo que resta de torneo, donde ahora podré sumar un colchón de puntos a medida que gane partidos», aseguró Nadal.

El mallorquín analizó el partido ante Schwartzman como un gran test para chequear su momento, después de haber tenido tres partidos cómodos ante Estrella, Mayer y Dzumhur que no le cobraron casi ningún peaje. Nadal perdió ayer su primer set en Australia al ceder el tie break de la segunda manga, pero luego reaccionó con solvencia para imponerse en cuatro sets —6-3, 6-7 (4-7), 6-3 y 6-3— en la que fue su 55ª victoria en Melbourne. Cilic, que solo le ha ganado una vez en sus seis duelos directos anteriores, en el ya lejano 2009, será su siguiente frontera.

Por la misma parte del cuadro de Nadal camina Dimitrov, que con su victoria ante Kyrgios por 7-6 (3), 7-6 (4), 4-6 y 7-6 (4) dejó el Abierto de Australia un año más sin la posibilidad de poder celebrar el día nacional (este viernes) con alguno de sus representantes en los cuadros individuales.

Dimitrov, semifinalista el pasado año contra Rafael Nadal, en un partido que el español calificó de «matanza», y que podría repetirse este año en esa misma instancia, porque ambos van por la misma parte del cuadro, resistió la reacción de Kyrgios, para imponerse en un durísimo partido.

El búlgaro se enfrentará en cuartos contra el británico Kyle Edmund, que antes venció al italiano Andreas Seppi por 6-7 (4), 7-5, 6-2 y 6-3, y logró por primera vez en su carrera los cuartos de final de un Grand Slam, haciendo historia para su país.

Edmund, por cierto, será rival de España en la primera eliminatoria de Copa Davis (2 al 4 de febrero en Marbella) que Nadal no jugará, según comunicó al nuevo capitán, Sergi Bruguera. «He tenido que dejar de jugar en Abu Dabi y en Brisbane y no puedo hacer cambios drásticos de superficie. Ayudaré al equipo en todo lo que pueda en futuras eliminatorias porque me ilusiona volver a ganar otra Davis», aseguró Nadal, que apenas va a jugar cuatro torneos en los tres primeros meses del año. El próximo, Acapulco.