Pareció el partido de presentación en vez de uno de playoff por la salvación. Era un día para soñar, para intentar darse una alegría, para demostrar ambición. Pero el Tecnyconta Zaragoza ofreció una de sus peores versiones, la de ese equipo apático, blando, totalmente desacertado, sin ideas, incapaz de ganar a nadie, mucho menos al Real Madrid, así que el resultado fue un encuentro sin historia resuelto por el líder en el primer cuarto (78-98). Tras la victoria del Obradoiro contra el Betis el descenso parece ya cosa de dos, sevillanos y aragoneses. El equipo gallego se salvó ayer y el Joventut lo hará hoy si gana al Manresa. El Tecnyconta solo descendería si pierde los dos partidos que le quedan (Manresa y Estudiantes) y el Betis gana los dos. Con una sola victoria más, estará salvado.

Desde luego, algo más que ayer tendrá que ofrecer si quiere quedarse en la ACB por méritos propios y no porque el Betis le gane en esta carrera final por ver quién pierde más partidos en la que se ha convertido la lucha por la permanencia. Más intensidad, más ganas, para empezar, y más acierto para seguir. El Tecnyconta no pareció ayer el equipo desesperado que se está jugando la vida y hace lo que sea por conservarla sino uno que pasaba por allí y tampoco iba a incordiar mucho al Madrid, por si acaso.

El partido se terminó casi antes de empezar. El 2-0 de Norel que se mantuvo durante 53 segundos fue la única ventaja que tuvo el Tecnyconta en toda la tarde. A partir de ahí la diferencia en el marcador no paró de subir hasta situarse en torno a los 20 puntos, una distancia de seguridad que permitió al Madrid contemporizar su juego e ir rotando el banquillo. Únicamente al inicio del tercer cuarto pudo bajar el Tecnyconta la barrera de los diez puntos, pero fue como la imagen de un oasis en medio del asfixiante desierto. Un espejismo.

El Tecnyconta jugó mal, como viene haciendo casi todo el año. Parece que le falte convicción, seguridad, como si le sobraran temor y dudas. Ayer no solo volvió a defender mal, nada nuevo, sino que ni siquiera puso intensidad. Terminó el primer cuarto con 29 puntos en contra y solo dos faltas personales. No encontró la manera de frenar todo el caudal ofensivo del Madrid, que es mucho, demasiado para un equipo como el Tecnyconta. Cuando no enchufa Llull una de sus mandarinas es Carroll quien resuelve como si tal cosa, y si no se apunta Maciulis. Demasiados frentes.

MUCHOS FALLOS / La defensa fue insuficiente una vez más y el ataque fue perdiendo consistencia conforme pasaban los minutos hasta quedar reducido a la mínima expresión. Es una bola de nieve que va creciendo conforme se desliza por la ladera de un monte, cuanto más abajo se ve en el marcador más rápido quiere anotar y, en consecuencia, antes falla, permitiendo nuevos ataques que no puede frenar y que intenta contrarrestar con otra acción rápida. Un lío. Cuanto más quiere correr más falla y cuanto más falla, más quiere correr.

La estadística dejó un dato interesante por ahí. El Tecnyconta tiró cinco veces más a canasta que su rival (77 por 72) pero su acierto fue un triste 38%. El equipo deja la sensación de que es difícil fallar más. Norel fue de nuevo la única referencia clara y constante en ataque pero en apariencia insuficientemente explotada y los cambios y recambios desde el banquillo no mejoraron prácticamente nada. Las sensaciones no son buenas pero ahora ya solo quedan dos partidos para no estropearlo.