Nueve meses lleva el expresidente del Barça Sandro Rosell entre rejas. Ese encarcelamiento ha levantado todo tipo de reacciones. El último en valorar la situación ha sido Romário de Souza, el mítico exjugador del equipo azulgrana. El astro brasileño, de 52 años, testificó en la Audiencia Nacional que Rosell y el expresidente de la Confederación de Fútbol Brasileño (CDF) Ricardo Teixeira se quedaron dinero de esta entidad al apropiarse de parte del precio de unos partidos amistosos.

Romário declaró como testigo por videoconferencia desde Brasil ante la jueza Carmen Lamela, que investiga a Rosell y a Teixeira por blanquear presuntamente 6,5 millones de euros procedentes de la venta de derechos de partidos de la selección brasileña. «Rosell era un ladrón que se llevaba de todo», dijo Romário, que ratificó las conclusiones de un informe firmado por él y otro senador de la comisión de investigación.

Una de las conclusiones de ese informe implica no solo a Teixeira, a quien se le vincula con cobro de sobornos por la venta de derechos de la selección brasileña, sino también a Rosell, en el sentido de que ambos se repartieron parte del precio pagado por la CDF por unos partidos amistosos. En este informe, Romário aprecia conductas delictivas de Teixeira, que califica de blanqueo, estafa, delitos fiscales y electorales. El exfutbolista ha confirmado ante la jueza que mandaron varias copias de ese informe a entidades públicas y a la fiscalía, aunque no ha sabido decir (solo ha indicado que cree que es así) si efectivamente la justicia brasileña está investigando a Teixeira.

La Audiencia Nacional está pendiente de recibir la contestación de una comisión rogatoria cursada a Brasil para saber si la justicia del país sudamericano investiga al expresidente de la CDF, contra quien la justicia española dictó una orden de detención internacional.

El exjugador brasileño negó que exista ninguna enemistad con Rosell y añadió que le conoce poco, al igual que a Teixeira. La declaración del campeón del mundo en 1994 se produjo después de que el exfutbolista se ofreciera a colaborar con la fiscalía española tras estallar el caso contra Teixeira y Rosell, este último en prisión desde que fue detenido en mayo del 2017. Se prestó a ayudar por si era necesario dar un «castigo ejemplar a los corruptos». La justicia española ordenó la detención de Teixeira, que se encontraba en Brasil, pero este país informó a España de que no extradita a sus ciudadanos y la Audiencia Nacional le concedió la cesión de jurisdicción, por lo que de ser procesado será juzgado en el país sudamericano.

Rosell está en prisión provisional desde el 25 de mayo y la Audiencia Nacional ha negado varias veces su excarcelación, la última en enero, al entender que los 400.000 euros ofrecidos como fianza no minimizan el «altísimo» riesgo de fuga y al considerar que el expresidente ha estado «moviendo sus influencias para conseguir un refugio blindado a su extradición». Se le imputan los delitos de blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal. «Los presos políticos o políticos presos han eclipsado la situación de Sandro. Nunca vi un caso como este», dijo su abogado Pau Molins.