Todo eran malos presagios. Todo era miedo, tormenta, anuncios desastrosos. No tenía sentido meter en el mismo corral a tres gallos, a tres auténticos gallos de pelea, a tres gladiadores del gol, a tres candidatos al Balón de Oro. Todo serían envidias y celos. Y ahí están, convirtiendo al Barça en un equipo casi invencible después de conquistar el triplete y revivir la época dorada de Pep Guardiola, compartiendo comidas familiares, palco en el Camp Nou, goles y celebraciones para disfrute de una hinchada que, manteniendo en el púlpito a Leo Messi, ha completado su altar con Suárez y Neymar.

Tres carreras espléndidas, prodigiosas, que, unidas, suman la nada despreciable cifra de 1.028 goles: 470 de Messi, 306 de Suárez y 252 de Neymar.

"Sí, busqué a Leo"

Ney, que se quedó sin marcar en el 6-1 frente al Roma en la Champions, reconoció al final del partido ante la Real que, en efecto, había buscado a Messi para que él también marcase. "Sí, le busqué porque él se pasa el partido buscándonos a Luis y a mí, así que, por una vez, es lógico que le buscáramos a él para que metiera su gol. De la misma manera que yo soy feliz cuando ellos marcan, yo sé que ellos son felices cuando marco yo".

"Lo único que puedo decir después de sufrirlos", contó el meta argentino Gerónimo Rulli, de la Real Sociedad, "es que algún día le contaré a mi hijo que yo jugué contra la MSN". Además, el sábado hubo dos visitantes de lujo en el palco del Camp Nou, dos auténticos fenómenos, dos históricos del Barça y del fútbol europeo, Luis Suárez, único español que ha ganado el Balón de Oro, y Hansi Krankl, un tormento para las defensas a finales de los 70.

"En estos momentos, no existe un equipo en Europa que practique un fútbol tan práctico y entretenido como el Barça. Esa tripleta es inigualable. Messi, Suárez y Neymar han demostrado ser amigos, dentro y fuera del campo. A mí no me gusta comparar épocas, pero jamás he visto una delantera que funcione así de bien", comenta Luis Suárez, el exseleccionador español. Estaba Messi, llegó Neymar primero y luego Suárez. "Neymar es un jugador divertido, pero no se confundan, todo lo que intenta es sustancial, tiene sentido. Sus pies son capaces de obedecer todo lo que les ordena su imaginación, sus pases son venenosos y a sus remates solo les interesa los rincones de la portería", recalca Valdano.