Lo mejor del partido fue, de largo, el gol de Aranda, una gran volea que dio en el palo para que Roberto hiciera la estatua tras un medido pase de Romaric a la espalda de los dos centrales del Granada, dos amigos por otra parte. Con ese dulce sorbo, el Zaragoza encarriló la eliminatoria de dieciseisavos en un partido con muy poca sustancia. O con ninguna. El conjunto de Manolo Jiménez hizo poco más que un partido serio atrás y el gol. Pero fue justo vencedor, porque el Granada no hizo ni eso. El choque, que permite ir a Los Cármenes con ventaja y con la portería a cero --escenario casi idílico--, resultó tan frío y táctico como desolador fue el aspecto de las gradas. El club así lo quiso haciendo pagar a los abonados, el colectivo al que más debía cuidar por su gran respuesta estos años. Así funciona este Zaragoza de Agapito Iglesias...

La noche de Halloween resultó más bien la de los bostezos, como si sobre el césped no hubiera manera de que los jugadores se contagiaran de algo de intensidad. Lo cierto es que el Valladolid, el Málaga y el Getafe, los tres en Liga, se llevaron de La Romareda los tres puntos haciendo algo parecido que el Granada, es decir muy poco. Y, sin embargo, el conjunto andaluz se marchó derrotado y sin probar a Leo Franco, titular tras un año y medio después, y casi un espectador más. Algo ha cambiado pues en las últimas semanas.

El Zaragoza anda con el viento a favor, como lo demuestran las tres victorias seguidas, y ayer ni siquiera encajó goles. Lo había hecho en las nueve jornadas. En la Copa logró tapar del todo su portería. Otra buena noticia en una noche tan poco futbolística. Al torneo del KO, al trofeo que tantas alegrías dio al zaragocismo, entre unos y otros se lo están cargando desde hace tiempo y solo recupera su esencia en las rondas finales, territorios que el Zaragoza no ha visitado en los últimos años. A ver si esta vez... Anoche dio el primer paso.

A ello ayudó mucho que Floro Flores decidiera pasar de puntillas y que El Arabi mostrara su brega y sus limitaciones. Con todo, el Zaragoza, con cinco cambios con respecto al once que doblegó al Sevilla, hizo mucho para maniatar a un Granada, también con rotaciones, que nunca se sintió cómodo y que demostró que Anquela no le coge el tino.

Quiso el Zaragoza el balón desde el arranque pero la noche no transmitía buenas vibraciones. La estrategia, comandada por Víctor, los escarceos de éste y la conexión entre Abraham y Edu