Los niños que forman parte de la escuela del Hinaco Monzón ven todos los días a Eliseo Martín entrenar en las pistas municipales. El veterano fondista forma parte de la historia del club más antiguo del atletismo aragonés con sus 66 años de vida. Eliseo es simpático, humilde y cercano con los más pequeños. Nunca estuvo subido en el pedestal pese a que es el mejor atleta de Aragón de la historia con tres Juegos Olímpicos y cinco Mundiales con su bronce en el 2001 en los 3.000 obstáculos de París.

Los niños tienen la suerte de crecer en un caldo de cultivo inmejorable en la localidad templaria de 17.200 habitantes. Gran cultura deportiva, historia inigualable, magníficas instalaciones y todo ello coronado por los ocho olímpicos de la localidad mediocinqueña. Pocas poblaciones de este tamaño en España tienen este curriculum tan espectacular. Alcanzaron la cima de los Juegos los esquiadores Ricardo Campo, Delfín Campo, Vicente Tomás, los atletas Javier Moracho, Álvaro Burrell, Eliseo Martín y Javier Gazol y Conchita Martínez, única española que ha ganado Wimbledon.

Los técnicos que llevan la escuela de Monzón manejan un arma de doble filo. Los niños tienen un magnífico espejo en el que reflejarse, aunque el techo es muy alto. "La tradición es una de las claves de que vengan tantos niños. El peso de la historia no es una presión. Los infantiles y cadetes conocen a los atletas punteros de la Liga y los tienen como referentes", indica Ricardo Verdugo, director de la escuela.

La labor de captación es continua por las localidades próximas a Monzón. "Aquí se le tiene mucho cariño a este deporte y es raro un familiar que no haya hecho atletismo. Solo por nuestra cultura vienen muchos niños a hacer atletismo. Vamos por los colegios ofreciendo actividades y este año hemos hecho una charla y una sesión práctica en los centros docentes de Monzón. Lo nuestro es una planificación a largo plazo. Vienen niños de Fonz, Ballobar, Ontiñena, Candasnos, Fraga, Binéfar, Estadilla, La Almunia, Alconchel, Alcolea, Albalate, Belver, Osso, Zaidín o Tamarite", dice Verdugo.

La máquina de fabricar buenos atletas sigue trabajando a pleno rendimiento. Este año el club que preside José Antonio Andreu cuenta con unos 150 deportistas federados y 130 escolares. Sus nuevas joyas son Cristina Espejo, Alicia Raso e Ignacio Vigo. Su equipo femenino ha subido a Primera, aunque la mala noticia es que los chicos han perdido la División de Honor. La escuela empieza a trabajar con benjamines. "No hace falta cogerlos antes. Es bueno que prueben otros deportes complementarios como el fútbol, el básquet, tenis, la natación... El atletismo es un deporte de base", indica.

En la escuela trabajan junto a Verdugo Eloy Mur, Juanjo Lanuza, Raquel Almunia y Getsabel Sorinas. "No nos gusta tener talentos demasiado pronto y desde la escuela intentamos que le hagan el menor caso posible a la marca. Porque esto les crea frustración y ansiedad y que el chico dejará el atletismo por falta de éxitos. Aunque es evidente que a partir de los 14 años se busca más el rendimiento y el resultado", concluye Ricardo Verdugo.