El CAI Voleibol Teruel no es un equipo cualquiera. En tan solo 25 años de historia, ha disputado diez de ellos en la máxima categoría. En su palmarés suma cinco Superligas en los últimos siete años, cuatro Copas del Rey y otras cuatro Supercopas; contando con sus habituales participaciones en la Champions League y habiendo llegado esta temporada, por el momento, a los cuartos de final de la Copa CEV. Junto al Unicaja de Almería es el mejor conjunto a nivel nacional.

Sin embargo, podría comenzar a dejar de serlo de aquí en adelante. El drástico recorte de las ayudas públicas, confirmada en los nuevos presupuestos del Gobierno aragonés, supondrá una estocada durísima al equipo turolense y, con él, a la práctica del voleibol en Aragón. Por lo tanto, verá reducida considerablemente la partida de 240.608,67 euros de la temporada pasada, que aún tiene que recibir en marzo. Además, estas subvenciones ya se estaban viendo reducidas con respecto a otras temporadas (en el 2013 llegó a percibir 290.000 euros) y el CAI Teruel es el segundo club aragonés que más depende de estas ayudas públicas, siendo éstas el 31,4% de su presupuesto.

El principal frente que afectará al equipo será la competitividad. Cuando toda la ciudad de Teruel está ilusionada por hacer historia en la Copa CEV, su equipo preferido podría no volver a competir en una competición europea por el costo que ello supone, además de que se dejaría de aspirar a lo más alto en los torneos nacionales. "No podríamos volver a jugar una competición europea. También habrá jugadores que se irán, lo que supondría reducir nuestras aspiraciones en todos los torneos", explica Carlos Ranera, presidente del CV Teruel.

Otra de las principales preocupaciones de Carlos Ranera es la cantera: "No sé hasta qué punto tendremos que llegar para intentar que no afecte demasiado a nuestra base", afirma. Sin embargo, esa capacidad de enganche que tiene el CAI para los más jóvenes podría ir desapareciendo. "Intentaremos seguir siendo esa cabecilla de ratón realizando escuelas o clínics, pero no es fácil".

Repercusión en la ciudad

Además, hay que tener en cuenta el bajón que supondría para la práctica deportiva en Teruel, ya que podría sacarla del mapa. "Hemos ganado Ligas, Copas del Rey, Supercopas. Parece que tengamos que ganar una Copa de Europa para que nos hagan un poco de caso", comenta Ranera. A todo esto se le junta la especificidad de la ciudad, con la consiguiente pérdida de valor añadido y una reducción de la actividad económica. "Aquí vienen equipos de primer nivel y consumen en comercios, pagan los buses, el hotel, etcétera".

Si las cosas continuaran así, Ranera no solo se muestra pesimista con el futuro del voleibol aragonés, sino con el deporte de la comunidad en general: "Veo matices grises tirando a negros también en otros deportes. Todos llevamos el nombre de Aragón y todo esto se nos puede ir al garete, convirtiéndonos en un erial".

Lo que más le duele a Ranera es que estas cosas pueden acabar con la "ilusión" de mucha gente. "Tengo compañeros de la Junta que dan su tiempo libre por el club y estas cosas van haciendo mella", asegura. Eso sí, no piensa en sacar la bandera blanca: "Buscamos patrocinadores y no nos rendimos, pero sorprende que te valoren más fuera que en tu casa".