El futuro de la planta de Bosal en Pedrola peligra. La compañía, que trabaja para Opel y Renault, ha perdido el contrato para la producción de los tubos de escape del nuevo Corsa, que se fabricará en Figueruelas a finales del 2019. El anuncio deja a sus 150 trabajadores al borde del precipicio, ya que la viabilidad de la factoría pasa ahora por la compra de la unidad productiva por parte de otra compañía. Una de las alternativas pasa por que Faurecia, que ganó el contrato del Corsa en detrimento de Bosal, se haga cargo de la fábrica y de la plantilla.

La situación es similar a la que se vivió a mediados del 2016 cuando Lear vio peligrar la fabricación de los asientos del nuevo Corsa. Los casi 300 empleos de Épila se salvaron después de que la plantilla accediera a una rebaja salarial del 3,5% en el 2020 y a una congelación de sus nóminas durante los cuatro años siguientes. Poco después Opel adjudicó el contrato a Lear.

Algo similar ocurre ahora con Bosal, aunque algunas fuentes sindicales creen que el pronóstico es peor en este caso. Primero, porque es complicado que Faurecia cargue con la factoría y la plantilla de Bosal. Y segundo, porque los salarios de los trabajadores de la fábrica de Pedrola son sensiblemente superiores a los que perciben los de Faurecia. Esta última empresa tiene unos 30 empleados que trabajan en el montaje de los tubos de escape del Crossland X desde Pedrola. Las piezas son previamente soldadas y dobladas en la factoría de Faurecia en Portugal. Además, la firma tiene una fábrica en Tarazona, que ocupa a más de 300 personas en la fabricación de puertas.

PROTESTAS

De momento, los sindicatos aragoneses ya han lanzado a la empresa una advertencia: o presenta un plan industrial antes del próximo 7 de mayo o la plantilla de Bosal iniciará movilizaciones para defender sus puestos de trabajo. Estas protestas fueron aprobadas en la asamblea celebrada el pasado sábado. En la misma participaron alrededor de 130 empleados de Bosal, que decidieron por casi unanimidad iniciar unas acciones que se concretarán en próximos días.

Pero este no es el único conflicto abierto en el sector del automóvil de Aragón. La multinacional International Automotive Components (IAC) ha planteado una rebaja de los salarios del 5% en la negociación del nuevo convenio. Las nóminas de la plantilla rondan los 20.000 euros brutos. La medida podría afectar a unos 60 empleados que trabajan en la secuenciación de paragolpes dentro de de Opel España. La planta de IAC en Figueruelas depende de la que la compañía tiene en La Rioja, que realiza tareas de estampación, Se da la paradoja de que en la fábrica riojana se aprobó una subida salarial del 2%.

Además, los sindicatos y la dirección de Android, también auxiliar de Opel, se verán de nuevo las caras esta semana después de que la compañía decidiera inaplicar el convenio colectivo. La compañía quiere rebajar los salarios entre el 10 y el 15% (unos 150 euros al mes) para los casi 500 trabajadores que fabrican puertas, salpicaderos y suspensiones en Opel España. Android argumenta la rebaja de los salarios para competir por los nuevos contratos de Opel.

DEVALUACIÓN SALARIAL

Sea como fuere, la secuencia se repite y podría dejar nuevos afectados en la industria auxiliar del automóvil de Aragón durante los próximos meses. La competencia entre las compañías es feroz y, en muchos casos, el precio del contrato es el que finalmente decanta la balanza a favor de un proveedor u otro. Y en esta dinámica, los salarios suelen ser la principal herramienta para ganar competitividad.

La situación se ha complicado más tras la compra de Opel por parte de PSA. El grupo francés exige una reducción de costes salariales en Figueruelas, pero también a los proveedores. Los propios trabajadores de Opel España aceptaron un convenio que recogía sacrificios. A cambio, PSA ofreció más trabajo y empleo en Figueruelas.