Los abogados de los expresidentes de Caja Madrid Rodrigo Rato y Miguel Blesa defendieron ayer ante el tribunal la inocencia de sus representandos apelando a la inconsistencia legal de las pruebas de la acusación que han sido «manipuladas y empleadas de manera indebida». Las defensas de los expresidentes cargaron contra el FROB y Bankia, acusaciones particulares en el juicio contra los 65 usuarios de tarjetas opacas de la entidad, e intentaron envolver de normalidad los gastos en los que incurrieron los acusados.

Ambos letrados coincidieron en que no se había acreditado ni la apropiación indebida ni la presunta administración desleal achacadas a sus representados, ya que la principal prueba del caso, la hoja excel con los gastos, no era más que un «acto de voluntad» de Bankia que, pese a contar con toda la documentación «no ha jugado todas sus cartas porque no ha querido».

El abogado de Blesa, Carlos Aguilar, cargó en su exposición ante la sección cuarta de la sala de lo Penal contra el FROB y contra Bankia por haber iniciado un proceso «oscuro» con el que habían pretendido antes de enjuiciarlos «cortar la cabeza» a los ahora acusados, que se enfrentan a penas de entre seis años y 12 meses de prisión.

Según la defensa, una muestra de «mala fe» con la que ambas acusaciones pretendieron «cercenar» el sistema de las tarjetas que estuvo en marcha «durante 23 años», ha sido su estrategia de intentar revestirlo como medios de pago «clandestinos», cuando era «conocidos por todos, tenía su propio circuito y se contabilizaba siempre de la misma forma, perfectamente accesible».

El turno del abogado de Rato, Ignacio Ayala, fue en la misma línea, al atacar de frente la «inseguridad e incapacidad» del FROB y Bankia, que no han podido ponerse de acuerdo sobre quién es el legítimo perjudicado de la causa, y a los que afeó que cuestionaran «una época, un modelo, un concepto» en un juicio «moral, no jurídico». Ayala basó parte de su intervención en recordar que Rato recibió su tarjeta «como cualquier otro consejero» de manos del entonces director general, Ildefonso Sánchez Barcoj.