Desde que llegó al cargo, hace un año, el consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, Joaquín Olona, insiste siempre que puede en el mismo mensaje y sus decisiones y propuestas de futuro van en una única dirección: intentar que la renta agraria dependa cada vez menos de las ayudas de la Política Agrícola Común (PAC). Entre los caminos para lograrlo cobran importancia la incorporación de las nuevas tecnologías y la aplicación de sistemas de trabajo novedosos, cuyo acceso hay que facilitar a los agricultores y ganaderos aragoneses. Y, con este objetivo, el departamento va a destinar 790.000 euros a sendas líneas de formación y transferencia tecnológica de las que se beneficiarán hasta 10.000 profesionales del sector.

Este presupuesto permitirá llevar a cabo 103 acciones aprobadas por la consejería --que ha recibido 75 solicitudes para 131 actividades desde la publicación de la orden en abril-- siguiendo criterios de concurrencia competitiva "para apoyar los mejores proyectos", según explicó ayer en rueda de prensa Jesús Nogués, director general de Desarrollo Rural. Las entidades que organicen las acciones "deberán demostrar solvencia técnica, experiencia previa y un ámbito territorial suficiente", aclaró Nogués, mientras que entre los beneficiarios finales, es decir, los agricultores y ganaderos, se priorizará el hecho de ser mujer, joven, tener la explotación en una zona desfavorecida o pertenecer a la Red Natura 2000.

EL 80%, DE BRUSELAS

Estos dos ejes, que forman parte del Programa de Desarrollo Rural (PDR) de Aragón para el periodo 2014-2020, son cofinanciados con fondos de la Unión Europea (80%) y del Gobierno de Aragón (20%). Las subvenciones para formación continua, dotadas con 430.000 euros, contemplan el desarrollo de cursos para los profesionales del campo y el fomento de visitas a explotaciones avanzadas que hayan implementado nuevas tecnologías para mejorar sus producciones. "La intención es pasar de la teoría a la práctica para que los agricultores se convenzan más fácilmente de los beneficios que les puede suponer", destacó Nogués. Podrán optar a las ayudas por realizar estas actuaciones sindicatos agrarios, organizaciones de productores, cooperativas o asociaciones de defensa sanitaria, entre otros.

La segunda línea contempla la transferencia de resultados procedentes de ensayos de campo de nuevas variedades de cultivo, así como métodos innovadores en sistemas de producción agrícolas o ganaderos, o en los ámbitos de la sanidad y el bienestar animal. Tendrán prioridad asuntos como la gestión eficiente del agua, los purines o la producción ecológica. "El objetivo es que los profesionales vean sobre el terreno el rendimiento real de distintas técnicas o la comparativa de dos variedades y elijan la que sea mejor para su explotación y se adapte a las demandas del mercado", detalló ayer el director general.