--El miércoles tuvo lugar en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza el primero de una serie de cuatro debates bajo el título ¿Qué he hecho yo para merecer esto? sobre la crisis, la situación financiera y sus consecuencias en la economía real. ¿Satisfecho?

--La universidad debe ser necesariamente un espacio de opinión, de discusión y de debate. Tenemos la obligación de transferir nuestros conocimientos a la sociedad para que los políticos recojan nuestras propuestas y las utilicen en la medida de lo posible. En la Facultad de Economía y Empresa venimos apoyando esta práctica. De hecho, en una mesa redonda que celebramos en el 2009 ya se planteó que la posible salida de la crisis sería en cinco años, y efectivamente parece que en el 2014 a ello apuntan las previsiones del Gobierno y de los organismos internacionales.

--¿Está de acuerdo, como se puso de manifiesto en la jornada, que todos tenemos algo de culpa en esta crisis?

--La Economía es una ciencia social que se basa en los comportamientos humanos. Y estos, en ocasiones, no son racionales, tanto en la gestión pública como privada, de las propias familias. Hemos vivido en una situación general de cierta ligereza en el uso de los fondos públicos por parte de las administraciones, pero también desde el punto de vista de los ciudadanos. Deberíamos haber sido más cuidadosos y cautos con nuestros propios ingresos.

--Algunos de esos comportamientos, además de no racionales, tampoco han sido morales...

--Por supuesto. Ahí está la economía sumergida, por ejemplo. Estas conductas, no debidamente meditadas e irresponsables, se sitúan en la base microeconómica de la situación actual. Pero las crisis se generan cíclicamente, aunque no se sabe lo que durarán porque dependen de factores exógenos, y la Economía depende de las decisiones de los individuos y no hay una regla mágica para evitarlas. Diría más, las crisis son inherentes a la propia sociedad y a la propia naturaleza humana, y el primer objetivo que deberíamos plantearnos todos es impregnar a la sociedad de ideas ejemplares que se salieran de la irracionalidad, y que no fomentaran abusos, picarescas y conductas fuera del sistema.

La profesora Carmen Marcuello destacó la pobreza como una de las consecuencias sociales más graves de esta crisis, como los desahucios o el desempleo.

--El paro se mitiga fomentando la actividad empresarial, que se estimula a través de una mayor fluidez en el crédito.

--Pero, según Vicente Salas, consejero del Banco de España, faltan proyectos solventes e innovadores que financiar...

--Las ideas innovadoras, en definitiva, se basan en un mayor conocimiento y más gasto en I+D+i. Y el mayor conocimiento en los países occidentales, no nos engañemos, se fundamenta en una formación universitaria de calidad.

--Las recetas mágicas no existen, pero ¿tiene alguna clave para superar la dramática situación en la que estamos sumidos desde hace cinco años?

--De esta crisis saldremos, por un lado, fomentando conductas ejemplares y racionales, y apostando por la formación universitaria de calidad. En la ciencia económica buscamos el equilibrio entre oferta y demanda. En Economía se trata de adaptar las políticas al contexto que va variando en el tiempo. Me refiero a que España ha tenido que aplicar en los últimos meses políticas para reducir el déficit, pero ya es hora de estimular el crecimiento para incrementar el consumo, la inversión pública y privada y las exportaciones.

--Decía antes que las crisis son cíclicas. ¿Cree que todo volverá a ser como antes del 2007?

--No, no. Casi todas las crisis de verdad, no situaciones puntuales de recesión, suponen un cambio de modelo. Es más, la sociedad debemos irnos acomodando a esta situación, y cuanto antes lo asumamos, antes sentaremos las bases para crecer.