A los trabajadores de Carbonífera del Ebro se les está agotando la paciencia. Hace ya "dos meses" que Endesa se llevó carbón de la mina de Mequinenza con el objetivo de analizarlo y decidir si es apto o no para quemarlo en la térmica de Andorra, pero la eléctrica sigue sin dar una respuesta que aclare el futuro de la empresa, con unos 35 empleados. Cansada de esperar, la plantilla lanzó ayer un órdago tanto a Endesa como a los Gobiernos central y autonómico: "Les damos de plazo hasta el 22 de noviembre para saber algo; si no, realizaremos movilizaciones muy serias y contundentes", advirtió el presidente del comité, Francisco Montul.

Los representantes sindicales, que responsabilizaron a Endesa pero también a la DGA y al Ministerio de Industria "de lo que pueda ocurrir" en esas protestas, recordaron que la mina de Mequinenza está paralizada desde el 1 de enero del 2013 por la negativa de Endesa a quemar el carbón en su térmica de Andorra al aducir razones técnicas, algo que el comité niega tajantemente. "Nuestro carbón es viable y no sabemos por qué no lo quieren utilizar", criticó Paco Vizcaíno, otro miembro del comité.

En su día, el Ministerio supeditó la decisión a un informe que dictaminó que el carbón era apto. Sin embargo, Endesa no aceptó el resultado al no considerarlo "independiente" y optó por realizar un estudio propio. De eso ya han pasado "dos meses" y lo que no entiende el comité es que ni la DGA ni el Gobierno central pongan cartas en el asunto: "Nos sentimos abandonados por la administración".

El ERE de suspensión, que afecta a 33 empleados, finaliza en febrero, pero Carbonífera debería tomar una decisión antes de fin de año para poder acogerse a las ayudas al cierre o a la reanudación de la actividad.