La negociación del nuevo convenio colectivo de Opel España cada vez se parece más a un juego de estrategia en el que cada una de las partes intenta jugar sus cartas lo mejor posible. Aunque las posturas aún están muy alejadas, la reunión mantenida ayer arrojó tímidos avances y la dirección y los sindicatos, al menos, seguirán negociando la próxima semana.

La sección sindical de UGT, mayoritaria en el comité de empresa, presentó una propuesta en la que se muestra dispuesta «a hablar de contención salarial» y, por tanto, a llegar a un acuerdo en esta materia. Eso sí, condicionó su plan a que las dos líneas de la factoría estén cargadas de producción durante los cinco años de vigencia del convenio.

Por su parte, la dirección movió ficha tímidamente y retiró la rebaja salarial del 6% para el 2018, pero mantuvo el resto de ajustes, incluidas la congelación de sueldos, la reducción de pausas de descanso y el aumento de la jornada laboral . Una propuesta que sigue siendo «inasumible» para los sindicatos y que, por tanto, no aceptaron.

Con todo, la dirección quiso dejar claro que diferencia entre la negociación del plan industrial de futuro (el citado acuerdo de competitividad que permitiría acercarse a los menores costes de las otras plantas del grupo PSA y competir con ellas por nuevos modelos) y la del convenio. Para la compañía, la fecha límite para llegar a un acuerdo sobre ese plan industrial finalizó ayer, tal y como había advertido el pasado miércoles.

De hecho, la dirección comunicó ayer que va a trasladar a PSA que el plazo ha finalizado sin que se hayan producido avances significativos «en la mayoría de las cuestiones en las que tenemos desventajas competitivas». «A partir de ahora, la negociación adquiere un significado y objetivos muy diferentes, más relacionado con la continuidad de las operaciones que con los proyectos de futuro de la planta», concretó la dirección.

Nadie sabe las consecuencias que esto puede generar, pero los sindicatos no están dispuestos a aceptar que porque ayer no se alcanzara un acuerdo, Figueruelas pueda estar en peligro. «Nadie piensa que por esto la planta ya no va a tener futuro», indicó el secretario general de la sección sindical de Acumagme, Javier Lezcano. En este mismo sentido se manifestó su homólogo en UGT, José Carlos Jimeno: «Creemos que hay posibilidades de seguir negociando».

EL PLANTEAMIENTO SINDICAL / Al tratarse de una fecha límite, las secciones sindicales se reunieron antes de sentarse con la dirección para intentar establecer una posición común. No fue posible, aunque para ellos tampoco era condición indispensable. Ante este escenario, UGT, que es el sindicato mayoritario, planteó una propuesta en la que se muestra dispuesto a hablar de contención salarial, aunque no quiso entrar en detalles en esta materia. Como condición exige que las dos líneas estén a plena capacidad. De lo contrario, el convenio quedaría anulado. Respecto a la necesidad de pasar de 15 a 18 turnos para sacar la producción prevista el próximo año, UGT abogó por exprimir las medidas de flexibilidad pactadas con la empresa, de tal forma que los empleados (sobre todo los de la línea del Corsa que son los que tienen más deuda contraída con la empresa) cubran el turno del fin de semana (incluido el sábado por la tarde).

Este escenario solo lo contemplan hasta verano del 2018, ya que su propuesta plantea que durante este tiempo la compañía contrate y vaya formando a una «doble plantilla» para que sea esta la que trabaje en fin de semana.

CCOO, por su parte, estaría de acuerdo con el grueso del planteamiento de UGT, igual que Acumagme. Todos los sindicatos, eso sí, rechazan de plano el resto de recortes.

Si no hay cambios, la dirección y los sindicatos volverán a verse las caras el martes y el jueves de la próxima semana.