En un año marcado por grandes fusiones y adquisiciones en el sector de la salud y con todos los ojos puestos en las polémicas "inversiones fiscales" que se realizan para pagar menos impuestos, Pfizer ha puesto la guinda. El gigante estadounidense fabricante del Viagra y Allergan --que comercializa el Botox y tiene base en la fiscalmente más benevolente Irlanda-- anunciaron ayer su fusión en una operación de unos 150.000 millones de euros (160.000 millones de dólares). Si la consolidación es aprobada por reguladores antimonopolio y se cierra (previsto para la segunda mitad del 2016) la compañía resultante será un auténtico mastodonte del sector farmacéutico, el mayor del mundo en términos de ventas. Sus dos integrantes tienen actualmente ventas combinadas por valor de 60.000 millones anuales.

Según el acuerdo, las compañías intercambiarán 11,3 acciones de Pfizer por cada una de Allergan, lo que esencialmente se traduce en que Pfizer pagará 363,63 dólares por cada título de Allergan, lo que representa una revalorización de cerca del 30% del valor que tenían esas acciones justo antes de que, el 28 de octubre, The Wall Street Journal diera las primeras noticias de las conversaciones de fusión.

FUSIÓN Y BATALLA POLÍTICA Los accionistas de Pfizer, mientras, recibirán una acción de la nueva empresa por cada una que tengan, pero tendrán una opción de efectivo de entre 6.000 y 12.000 millones de dólares.

La operación, con la que las dos partes esperan ahorrar más de 2.000 millones de dólares anuales en los tres primeros años, se ha estructurado como una "fusión inversa", en la que la más pequeña de las compañías técnicamente es el comprador. Las actividades de Pfizer y las de Allergan se combinarán bajo esta última, que luego será rebautizada Pfizer PLC. El consejero delegado de Pfizer, Ian Read, será también máximo directivo de la nueva empresa y el de Allergan, Brent Sanders, será presidente y consejero de operaciones, además de tener un asiento en la junta directiva que formarán los actuales 11 directores de Pfizer y cuatro de Allergan. La nueva empresa tendrá 110.000 empleados.

Aunque la sede central seguirá en Nueva York, las principales oficinas ejecutivas estarán en Dublín, donde estará domiciliada, lo que le permitirá pagar entre el 17% y el 18% de impuestos, en lugar del 25% que actualmente paga Pfizer en EEUU.

La búsqueda de esa posición fiscal ventajosa es el motor del acuerdo y es esa fuga también lo