La tecnología en el mundo del automóvil avanza a pasos agigantados. Sumado a la seguridad y la reducción de los accidentes, hacen que muchos fabricantes apuesten por el vehículo autónomo, como es el caso del Grupo PSA (Peugeot, Citroën y DS), que ha desplazado hasta España una de las unidades laboratorio del Citroën C4 Grand Picasso con el que está probando la tecnología autónoma en Europa desde el pasado mes de julio, con el fin de seguir desarrollando las tareas de validación de cara al futuro con este tipo de vehículos. Ayer, ese prototipo recorrió los 599 kilómetros que separan las factorías de producción del grupo PSA de Vigo a Madrid.

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, fue el primer político en experimentar la sensación de ser conducido, y a su llegada a Madrid, el vehículo fue recibido por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.

La tecnología desarrollada por PSA permite circular por autovías, autopistas y vías rápidas en modo autónomo, gestionando la velocidad, el cambio de carril y los adelantamientos con la supervisión de un conductor pero sin la intervención directa del mismo. Ese fue el primer trayecto que se hace en España y se engloba dentro del programa de desarrollo tecnológico que PSA está llevando a cabo con este tipo de tecnología que empezará a implementarse, en parte, a partir del año 2018 en los modelos de sus marcas (para empezar, presumiblemente, lo hará en el nuevo Peugeot 508). Con esta acción el grupo francés estrena las pruebas de este tipo de tecnología en carreteras españolas después de que la pasada semana la Dirección General de Tráfico (DGT) aprobara una regulación que establece un marco para realizar esta experiencia en carreteras abiertas a la circulación.

El vehículo, conducido (asistido) por ingenieros del grupo PSA, desarrolla todos los parámetros valorando los datos de forma inteligente, que proceden del sistema de navegación GPS (delimita el recorrido y los límites de velocidad), los radares delanteros y traseros (que recogen los datos de distancia y velocidad del resto de vehículos) y las cámaras (que informan de la posición de obstáculos y vehículos más cercanos). Todo ello se procesa en una centralita que gestiona autónomamente la dirección, la aceleración y el frenado a través del volante y los pedales.

El prototipo, basado en el Citroën Grand C4 Picasso, dispone de un sensor de detección de manos en el volante y de una cámara de seguimiento del conductor que, en cualquier momento, puede desactivar el sistema autónomo y retomar el control del vehículo.