Los sindicatos españoles recuperaron en el 2017 afiliados por segundo año consecutivo, después de experimentar una fuga durante la crisis que les llevó a perder en total casi 600.000 socios. La mejora del empleo y las campañas puestas en marcha por las centrales lograron que durante el 2016 y el 2017 el número de afiliados se incrementara en unos 60.000, si bien todavía queda bastante camino por recorrer para recuperar los niveles anteriores a la recesión.

Los cuatro mayores sindicatos que hay en España -UGT, CCOO, CSIF y USO- fueron reduciendo el número de afiliados entre los años 2009 y 2010, en los que marcaron sus máximas cifras, hasta el 2015, cuando registraron el mínimo, según los datos de los propios sindicatos recabados por Efe. Estos afiliados permiten a los sindicatos contar con delegados sindicales en las empresas, con un total de 266.118, que se reparten principalmente entre CCOO (94.971) y UGT (86.530). El resto de los delegados sindicales se los adjudican USO (10.793), CSIF (10.334), ELA (8.425) y otros sin especificar (55.065).

PARO Y DESAFECCIÓN / El mayor sindicato de España es UGT, con 960.000 afiliados en el 2017. Desde el máximo de afiliación alcanzado por UGT en el 2010, con 1,2 millones de socios, perdió 280.805 simpatizantes, un descenso tras el que estaba la dramática destrucción de empleo de esos años pero también la desafección que, como al resto de instituciones políticas, dejó tocados a los sindicatos.

En el 2016, con la recuperación, la tendencia se revirtió tímidamente y en el 2017 se afianzó tras acumular entre los dos años casi 30.000 nuevos socios. En CCOO, que cuenta con unos 920.870 afiliados en la actualidad, la caída también fue severa: de los 1,2 millones que tenía en el 2008, vio salir en los siete años siguientes a casi 300.000. UGT y CCOO buscan ahora acercarse a los más jóvenes y buscar fórmulas con las que ayudar a los trabajadores en situaciones precarias: como los de las multiservicio, los que trabajan para plataformas digitales o los falsos autónomos.