¡Pum! Pistoletazo de salida. En la carrera más igualada que jamás se recuerda. Con llamativas novedades. Con un país (y sus comunidades autónomas y sus municipios) taladrado por la crisis. Con una ciudadanía hastiada de la corrupción política y suspicaz en grado sumo. Con el sistema en entredicho. Con Aragón empantanado tras dos legislaturas vacías. Con los servicios públicos en liquidación por derribo... Pero también con el pacto como obligación futura, porque si las encuestas han sido capaces de captar las tendencias, aquí no habrá ganadores, el voto se fracturará en los dos niveles institucionales sometidos a votación y será preciso que todos hagan equilibrios en el alambre. Nadie puede dar nada por seguro y por eso ayer el sondeo del CIS cayó como una bomba en las sedes de los partidos. Claro que el CIS también se equivoca. Hace cuatro años...

Hace cuatro años, sí, la campaña empezó como esta, con la publicación de la encuesta del CIS. Que por ejemplo prometía una ajustada ventaja del PSOE en las autonómicas (¡Almunia ganaba por poco a Rudi!). Y lo dejaba a un solo concejal del PP en las municipales de Zaragoza. Poco que ver con el posterior veredicto de las urnas. Son los misterios del voto oculto y la influencia subjetiva de quienes guisan los pronósticos. Así que el sondeo dado a conocer ayer también puede tener sus misterios y sus influencias. ¿Cómo entender que el PP, con un 13% de intención de voto directo en las municipales de Zaragoza, acabe en el 27,3%, el PSOE salte del 13,8% al 20,0% y Zaragoza en Común solo se mueva del 17,8% al 21,8%? Cosas del cocinado, se supone. El Centro de Investigaciones Sociológicas no aportó los microdatos de su trabajo. Que cada cual piense lo que quiera.

Nadie va a ganar

¿Quién ganará? Si nos atenemos a este y otros pronósticos, aquí no habrá victoria para nadie. Para imaginar quién puede gobernar será preciso sumar a los presuntos afines. Por ejemplo, en las autonómicas (y siempre según el CIS) cabría suponer que PP, Ciudadanos y PAR sumarían mayoría (36 diputados) frente a PSOE, Podemos, IU y CHA (31 diputados). Pero... ¿lograrán sumarse a un mismo acuerdo Ciudadanos y el PAR? ¿No son fuerzas relativamente antagónicas? ¿Será el ramalazo liberal-conservador suficiente para limar otras diferencias? O apliquemos la misma regla de tres al Ayuntamiento de Zaragoza, donde Zaragoza en Común, PSOE y CHA (16-17 concejales) superarían a PP y Ciudadanos (14-15 concejales): en tal caso... ¿cabría un acuerdo entre los socialistas y las demás izquierdas?

Todo está abierto, todo puede ocurrir. Tal vez por eso la campaña cobra una gran importancia. Porque la opinión pública nunca estuvo tan dominada por la incertidumbre. Y ahora, con la rueda de la fortuna girando, cada cual ha de pensar que quizás, al final, los indecisos, un vuelco de última hora, un fallo de los malditos sondeos... le dejen en mejor situación. O no.

En un palmo de terreno

La campaña rompió fuego a las doce de la noche. En Zaragoza capital la mayoría de los partidos agrupó a su gente en los alrededores de la plaza del Pilar. De tal forma que algunos se escuchaban mutuamente. Los socialistas estaban detrás de la Lonja, mientras los de Podemos (con Errejón de estrella invitada) se reunían justo enfrente, en Echegaray y Caballero. Zaragoza en Común no andaba lejos: enfrente de la Delegación del Gobierno. Chunta, junto a las Murallas romanas. El PP, en la plaza San Felipe. IU, en San Agustín, animados por el dúo Lara-Garzón. El PAR, en el Paraninfo... Solo Ciudadanos y UPD se fueron algo más lejos: aquellos al recinto de la Expo; estos, en su sede de Fernando el Católico. En verdad, hubiera sido muy embarazoso un encuentro entre ambas formaciones.

Esta proximidad venía a simbolizar la que, posiblemente, se dé en los propios resultados, cuando tres o cuatro de los contendientes acaben tan cercanos unos a otros que cualquier negociación deberá plantearse entre iguales.

Pero eso solo estará claro el 24-M. Hasta entonces nos esperan días muy intensos y agitados. No nos aburriremos.