El color azul intenso que lucía el mapa autonómico español después de las elecciones del 2011 se ha desteñido en estos cuatro años. Es muy probable que sobre el tinte del partido de Mariano Rajoy hayan actuado los efectos abrasivos de la corrupción y una política económica que ha aumentado la desigualdad social entre los ciudadanos españoles, los cuales, a la primera ocasión que han tenido de expresarlo en las urnas, han apostado por otras formaciones o por quedarse en casa. El PP sigue siendo, en cualquier caso, el primer partido en nueve de las 13 autonomías que celebraron comicios ayer, aunque no cuenta con mayoría absoluta en ninguna de ellas. Solo mantiene el control total en las plazas norteafricanas de Ceuta y Melilla.

Si hace cuatro años el tsunami autonómico de los populares logró más de la mitad de los escaños en ocho de los 13 parlamentos autonómicos en liza, ayer no alcanzaron en ninguno de ellos la mayoría absoluta que suele garantizar al Gobierno de turno un cómodo rodillo para toda la legislatura. En Baleares, Aragón, Cantabria, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Madrid, Murcia y La Rioja la candidatura más votada ha sido la conservadora como en el 2011, pero ahora sus respectivos barones se verán obligados a pactar con otras formaciones para poder presidir las comunidades autonómas, que nunca como hasta ahora habían contado con cámaras legislativas tan plurales y fragmentadas. La opción que se antoja más probable y cercana es Ciudadanos, que al igual que Podemos, ha irrumpido con dispar energía en los diferentes parlamentos y ha impedido mejores resultados al PP y al PSOE.

Los hemiciclos madrileño y valenciano son los ejemplos más sobresalientes del derrumbamiento de las mayorías absolutas del PP así como del declive del bipartidismo. En Aragón, Luisa Fernanda Rudi volvió a ganar las elecciones, pero, al igual que hace cuatro años, tendrá que gobernar en minoría siempre que las otras fuerzas no se alíen para desbancarla. Si el PSOE y Podemos unieran sus fuerzas en algunos parlamentos, podrían descabalgar al PP, porque ni con el apoyo de otras siglas --¿Ciudadanos?-- superarían en número de votos a sus rivales.

La Unión del Pueblo Navarro (UPN), partido que fue en su día la marca del PP en Navarra, fue de nuevo la fuerza más votada en la comunidad foral. Y los regionalistas de la Coalición Canaria (CC) se hundieron.