Conforme llegan a la Escuela Municipal de Música y Danza, las alumnas estiran y hablan en grupos y, aunque chinas y españolas se colocan separadas durante los estiramientos, a la señal de Miguel Ángel Berna acuden todas juntas al centro de la sala para comenzar a bailar. La clase empieza con unos pasos básicos a los que se les van sumando poco a poco movimientos de brazos. El aragonés Berna imparte estos días (hasta el 27) clases de danza folclórica a un grupo de alumnas chinas de Taizhou que participan en un intercambio con el Conservatorio Profesional de Danza de Zaragoza.

Por las mañanas, todas las alumnas participantes, españolas y chinas, reciben clases de danza clásica y contemporánea de la mano de Alejandro Siveroni, profesor del Conservatorio. Miguel Ángel Berna se encarga de las clases de folclore. "Yo utilizo la jota, la danza española para hacer una estilización, una reelaboración", explica Berna. "Es importante que ellas se lleven una imagen sobre todo no tópica. El objetivo de este curso es darles una base sobre la esencia tradicional, trabajar sobre el cuerpo, con conciencia, con pasos básicos y sencillos. Para mí lo más importante es que aparte de los pasos básicos, que vean los valores de sacrificio, de esfuerzo, de constancia, valores que los encierra muy bien una palabra que usamos mucho en Aragón, que es rasmia. Vamos a sacarla del tópico y la envolvemos en esta sociedad, en este siglo XXI. No puede ser una palabra que pertenezca al pasado sino al presente", explica el bailarín.

PROBLEMAS CON LA POSTURA

A algunas de las alumnas chinas más pequeñas les cuesta concentrarse y adoptar la postura que trata de enseñarles Berna. Las dieciséis alumnas chinas, que tienen entre 9 y 24 años, provienen del Centro de Danza de Shichuang, en Taizhou, donde aprenden danzas tradicionales chinas antes que ballet clásico o contemporáneo. Al principio puede parecer difícil que unas bailarinas formadas en la danza china puedan aprender a bailar jota. Sin embargo, Berna cree que la base que ellas traen es suficiente porque provienen de una "cultura de supervivencia, todo lo que hagan les tiene que costar mucho esfuerzo porque hay mucha competitividad. Eso se lleva genéticamente dentro, es un valor añadido", explica. "Yo percibo en ellas coraje, disciplina, la filosofía del esfuerzo, de la competitividad bien entendida y eso se nota a la hora de bailar", cuenta Berna, quien cree que ambas culturas se asemejan en valores como el esfuerzo y sacrificio.

Rocío Vera, Clara Munarriz y Carmen Labarta, tres alumnas del Conservatorio de Danza, explican: "El intercambio está bien porque cuando fuimos a China nos costaba aprender y ellas eran muy buenas y ahora es al revés. Lo que más les a ellas cuesta son las castañuelas".

Durante la primera media hora de clase los pasos son cada vez más complejos y Miguel Ángel Berna da explicaciones, aunque la mitad de sus alumnas no puedan entenderle: "Es un problema de actitud, de colocación, de fuerza, hay que tener gracia, quitarnos la sosez", dice, y ayuda a algunas bailarinas a corregir la postura. Pero el idioma no es realmente un problema: "Nos entendemos con el cuerpo, es más el gesto corporal: es cierto que el cuerpo habla", sostiene Berna. Llega la hora de sacar las castañuelas. "A ellas les sorprende, y más que las llevemos en el dedo corazón que es como las tocamos aquí, y las posibilidades que tienen", cuenta el bailarín. Las alumnas visitantes muestran entusiasmo e intentan aprender. Una de ellas, Chen Ziwei, opina que la danza española "es muy especial, diferente y los profesores son muy trabajadores y serios. En España se baila con más entusiasmo, creo que el baile español tiene más fuerza exterior, mientras que el baile en China es más suave y la fuerza es más interior".

Berna entiende este intercambio como "una forma de aunar culturas, lo interesante es que esto continúe: que ellas se lleven cosas y nos dejen a nosotros también". El bailarín hace una reflexión final sobre la importancia de la danza: "Bailar es la cosa más tradicional y ancestral que ha hecho el ser humano siempre. Cuando lo hemos hecho siempre será por algo, porque hay algo ahí detrás escondido".