Del 15 al 30 de junio se celebran las IV Jornadas Caracoleras, organizadas por la Peña Caracolera, que esta edición cuentan por primera vez con el apoyo de la DOP Calatayud. Su vicepresidente, José María Gamón, las presentó en el restaurante Albarracín de Zaragoza, en un acto en el que no faltaron estos gasterópodos, tanto en el plato, como en varios discursos.

Gamón destacó que las jornadas ya se han consolidado y este año han ganado en calidad, además de cantidad, al celebrarse en 59 establecimientos de la capital y la provincia. Por su parte, el presidente la DOP Calatayud, Miguel Arenas, explicó que «buscábamos acciones de promoción y ésta nos pareció perfecta». Gracias a su apoyo, remarcó el cocinero Luis Berzosa, «se resolvieron nuestras dudas, acerca de la continuidad de las jornadas», recordando que el primer domingo de octubre se celebrará de nuevo la Caracolada solidaria.

Por su parte, el cocinero de Albarracin, Juanjo Barquerí, que ofreció una degustación de diferentes platos de caracoles, desde los clásicos hasta combinados con callos o guisados en curry verde, destacó las ventajas del caracol precocido, con menos tiempo de elaboración y mayor homogeneidad del producto.

Enrique Navarro, veterinario que lleva doce años trabajando con ellos, destacó que «tan solo uno 5 % de los caracoles que se consumen en España, provienen de granjas», por lo que el resto se deben importar -de granja, desde el resto de Europa; y silvestres, con controles sanitarios en la frontera, de Marruecos y Argelia-, ya que la venta de caracoles silvestres está prohibida por ley. Sin embargo, son las ventas clandestinas, que continúan, las que marcan los precios, lo provoca problemas de rentabilidad en muchas de las granjas. Producto estacional, ya que el caracol se vende desde mitad de mayo y hasta octubre, salvo agosto por el calor, Navarro recomendó a los hosteleros que respeten la ley y consuman los procedentes de granjas, que cuentan con todas las garantías sanitarias.

Finalmente, la catedrática Rosa Oria, destacó algunas singularidades de este alimento, que se consume en la península desde la Edad de Piedra. Desde que el papa Pío V los declaró «pescado para seguir comiéndolos en Cuaresma», hasta su aprovechamiento integral, ya que su baba es muy solicitada para productos de cosmética.

HUERTA Y CABRITO

La Bodega de Chema −Latassa, 34, Zaragoza− ofrece hasta el domingo, 8 de julio, sus VII Jornadas gastronómicas del cabrito y la huerta, por 38 euros y un mínimo de dos personas. El menú ofrece como entrantes, Timbal de zanahorias y queso fresco con gamba, con gazpacho de borrajas; Coca de verduras de la huerta con salsa de pimientos y nueces y Arroz cremoso con cebolla de Fuentes y salteado de guisantes con habitas y chipirón. A elegir entre Chuleta de ternera lechal a la brasa con tatín de tomate y su jugo picante; Lingote de cabrito confitado sobre cremoso de patata de la bodega y verduritas salteadas; o Rape en costra de miel y chips de patatas al pimentón con endivia braseada y pesto de albahaca. Postres también a elegir: Sopa de melón con macedonia de frutas a nuestra manera y helado de pétalos de rosa o Bizcocho de chocolate blanco y cerezas maceradas en vino rosado con crema de chocolate y naranja. Como bodega, Laus blanco, rosado o crianza.

Más información en la agenda gastronómica: www.igastroaragon.com