Solo le faltaba a Bob Dylan hacer llegar a la Academia Sueca su discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura 2016 para poder cobrar los 819.000 euros del prestigioso galardón que le fue concedido el pasado 13 de octubre. Según informó ayer lunes AFP, el bardo, de 76 años, ha hecho llegar el tradicional texto exigido para recibir la dotación económica.

«El discurso es extraordinario y, como se podía esperar, elocuente. Ahora que el discurso nos ha llegado, la ‘aventura Dylan’ se acerca a su conclusión», ha comentado en su blog la secretaria permanente de la Academia Sueca Sara Danius, responsable de la entrega. El discurso completo del cantautor puede leerse en la página web y en el canal de Youtube de la academia que recuerda que el cantante señaló en octubre pasado en conversación telefónica, que «no era para nada reacio a aceptar el Nobel» y que se sentía «tremendamente honrado».

BUDDY HOLLY Y ‘COTTON FIELDS’ / En su discurso, Dylan empieza remontándose al día en que al recibir el Nobel se preguntó cómo sus canciones «se relacionaban con la literatura». Su reflexión sobre ello es lo que intenta articular en el texto. Se remonta a Buddy Holly, que murió cuando tenía 22 años y Dylan 18. La primera vez que lo escuchó ya pensó cómo se parecía a él porque, dice tocaba la música que él «amaba» y con la que creció: «country wéstern, rock y rhythm and blues». Lo vio solo una vez, cuenta, y quedó «hipnotizado» por él. «Me miró directamente a los ojos y me transmitió algo. No sabía qué. Y me dio escalofríos». Un día o dos después su avión tuvo el accidente y alguien a quien no había visto antes le dio un disco de Leadbelly con la canción Cotton fields. Y eso, confiesa Dylan, le cambió la vida porque le transportó a un mundo que nunca había conocido, instándolo a «aprender esa música” y “conocer a la gente que la tocaba». Así, recuerda, cuando empezó a escribir sus propias canciones, «la jerga folk era el único vocabulario que conocía, y lo usaba».

DEL ‘QUIJOTE’ A ‘MOBY DICK’ / Afirma el músico que tenía algo más: «principios y sensibilidades y una visión informada del mundo» y referentes literarios de la escuela que influyeron en sus letras, como El Quijote, Ivanhoe, Robinson Crusoe, Los viajes de Gulliver, Cuento de dos ciudades, que le dieron una «forma de ver la vida, una comprensión de la naturaleza humana y un estándar para medir las cosas». Y de esos libros, que añade que han permanecido con él, se extiende largamente sobre tres de ellos: Moby Dick, La Odisea y Sin novedad en el frente.

«Las canciones son diferentes a la literatura. Están destinadas a ser cantadas, no leídas -concluye-. Las palabras de las obras de Shakespeare estaban destinadas a ser representadas en el escenario. Así como las letras de las canciones están destinadas a ser cantadas, no ha ser leídas en una página». Por ello, añade, espera que el público pueda escuchar esas letras en la forma en que fueron destinadas a ser escuchadas: «En concierto o grabadas». Y, regresa «una vez más a Homero», quien dice: «Canta en mí, oh Musa, y a través de mí cuenta la historia».

ESQUIVO Y “MALEDUDADO” / Dylan, sin embargo, se ha hecho de rogar desde que se hizo pública la concesión del Nobel de Literatura. La Academia Sueca tardó varios días en poder comunicarle telefónicamente que había sido premiado. Y los académicos llegaron a calificarle de «maleducado y arrogante». Tampoco participó en la ceremonia de entrega, el pasado diciembre. En representación suya acudió Patti Smith, que cantó alguno de sus temas.