No tenían globos de diálogo ni existían las tiras viñetas, ni se conocía la palabra tebeo ni mucho menos el cómic. Eran caricaturas o viñetas humorísticas con un texto explicativo al pie en las que predominaban los monigotes. De ahí, los primeros historietistas españoles se autodenominaban monigoteros. Eran los finales del siglo XIX y el principio del XX. Ahí es donde se puede decir que surgió el tebeo en España, aunque la palabra no apareciera hasta 1917 de la mano de la revista TBO, y la RAE no la reconociera hasta la década de los 40. Con los monigoteros arranca la exposición Una vida de tebeos. Los tebeos españoles a través del coleccionismo, que se inaugura esta tarde (20 horas) en el Centro de Historias de Zaragoza que recorre a través de alrededor de 600 ejemplares la trayectoria del tebeo desde principios del XX hasta 1975. Así lo aseguraron ayer el consejero de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, Jerónimo Blasco; el comisario de la muestra, Jesús Castillo; y el asesor de la misma y coleccionista, Dionisio Platel; en la presentación de la muestra, que se podrá ver hasta el próximo 1 de julio, en el propio Centro de Historias.

CINCO COLECCIONISTAS "Es una exposición muy amena cuyo inicio está planteado como si entráramos en un quiosco de los años 60 en el que se pueden ir encontrando las diferentes cabeceras", señaló Castillo, que destacó por encima de todo la labor de los coleccionistas, de cinco de ellos (Gerardo Alcañiz, Agustín Muñoz, Jesús Gimeno, Marcos Jiménez, y el propio Dionisio Platel) proviene todo lo que se expone. "Al tebeo nunca se le ha dado el valor del libro --indicó Platel-- por lo que las instituciones, hasta el año 1958 no se preocuparon de tenerlo en las bibliotecas. Sin los coleccionistas, no hubieran llegado estos tebeos hasta nuestros días".

La muestra arranca con los antecedente de los tebeos y las primeras revistas de historietas hasta la guerra civil donde se pueden ver ejemplares de El garbanzo, Cedeón, Monos o la mítica TBO, que nace en 1917 y cuyo título dio nombre al género durante estos años. Precisamente de la propia TBO se expone toda una serie en la que se puede apreciar su evolución de formato, diseño y de precio. Esta primera sección de la exposición desemboca en Los tebeos de la guerra civil donde se pueden contemplar como la contienda militar también dio lugar a cabeceras de un bando u otro (Flechas y Pelayos, por ejemplo, en el bando franquista, revistas muy politizadas).

Después de la guerra, la exposición pasa a clasificarse por subgéneros dentro de los tebeos y, así, el espectador puede recordar los tebeos de aventuras (El guerrero del antifaz, Capitán Trueno..., entre otros), del oeste (Tom Mix, Buffalo Bill...), bélicos (Hazañas bélicas), policiacos (Roberto Alcázar y Pedrín), de capa y espada (El mosquetero azul) y otros como Flash Gordon y Diego Valor. En la parte final de la exposición se pueden ver los tebeos para niñas que eran los más leídos durante la posguerra (Florita, Merche,...), los de humor como Jaimito, los promocionales o incluso los confesionales (con doctrina católica como Trampolín) y los tebeos para adultos franquistas, siempre desde un humor blanco. En la última sala hay una proyección donde se pueden ver los diferentes ejemplares de comics de la muestra.

Una vida de tebeos se puede visitar, desde mañana, de martes a sábado, de 10 a 14 horas y de 17 a 21 horas; y los domingos y festivos, de 10 a 14 horas. La entrada es libre.