El dramaturgo, guionista y actor Sam Shepard falleció el pasado jueves a los 73 años de edad, por las complicaciones derivadas de la ELA que padecía, según informó ayer un portavoz de su familia, y con él desaparece uno de los artistas contemporáneos más importantes de Estados Unidos.

El autor e intérprete contaba con numerosos largometrajes en su carrera, escribió más de 40 obras de teatro, así como relatos y guiones. Fue ganador del Pulitzer en 1979 por su obra teatral Buried Child y candidato al Oscar al mejor actor secundario por el filme Elegidos para la gloria (1983).

En 1963 comenzó sus trabajos de dramaturgia en el bohemio barrio neoyorquino de Greenwich Village, donde sus obras pronto serían estrenadas en el denominado Off Broadway, circuito de teatro alternativo. En 1971 se trasladó a Londres, y durante su etapa en la capital inglesa escribió The tooth of crime, una ópera rock que estrenó con gran éxito en 1972. De regreso a Estados Unidos, se instaló en California donde pronto comenzó a trabajar en el prestigioso Magic Theater, de San Francisco, donde estrenará obras como True West, Fool for love o Buried child, por la que recibió el Premio Pulitzer.

Aunque gran parte de su carrera la desarrolló como dramaturgo, Shepard hizo cine como actor, guionista y director siendo nominado en 1983 al Oscar a mejor actuación por la exitosa Elegidos para la gloria. Dentro de su actividad cinematográfica también intervino en Days of heaven de Terrence Malick y Fool for love, de Robert Altman, basada en una obra suya y en la que, además, fue guionista. Durante los noventa trabajó en largometrajes como Corazón de trueno o El informe Pelícano y recientemente pudimos verlo en películas como Blackthorn, Mátalos suavemente,o Midnight Special.