Es una película que se ama o se odia. Sin término medio. Todo en ella es extremo, desde la música hasta el lenguaje y el paisaje. Es, según la prensa especializada, el mejor filme dramático del año. La novia se alzó anoche con el Feroz al mejor drama y venció a las otras películas que también aspiraban en esta categoría al premio de la Asociación de Informadores Cinematográficos de España (AICE): Truman, A cambio de nada, El desconocido y Techo y comida.

Personalísima adaptación del texto lorquiano de Bodas de sangre, La novia salió por la puerta grande de la gala, presentada por Sílvia Abril y celebrada en el Gran Teatro Príncipe Pío de Madrid, al llevarse también el Feroz a la mejor dirección (Paula Ortiz), el de mejor protagonista femenina (Inma Cuesta), el de mejor actriz secundaria (Luisa Gavasa), el de mejor música original e incluso el de mejor tráiler. Una de sus competidoras, Truman, el último y sutil trabajo de Cesc Gay en el que huye de sentimentalismos para contarnos la enfermedad y la inminencia de muerte, finalmente solo conquistó solo dos estatuillas: mejor guion y mejor protagonista masculino (Ricardo Darín).

NUEVO DUELO EN DOS SEMANAS

Fue, por tanto, una gran noche para la directora zaragozana Paula Ortiz y su equipo de actores y técnicos. Y también para el cine aragonés, con el gañardón, además de a la directora, a la veterana Luisa Gavasa, que comienza a ver reconocida su extensa trayectoria y opta también a un Goya.

No hay que olvidar tampoco el premio a Inma Cuesta, que competía por el galardón a mejor actriz protagonista con nombres como Irene Escolar, Natalia Molina, Nora Navas o la mismísima Penélope Cruz con su trabajo en Ma ma.

Será interesante ver qué pasa el próximo sábado 6 de febrero, día en que se entregan los Premios Goya, ya que La novia y Truman vuelven a competir también en la categoría más noble, aunque el refinado filme dirigido por la profesora de cine Paula Ortiz acapara 12 nominaciones frente a las seis de la deliciosa Truman.

Mientras, el Feroz a la mejor comedia no lo conquistó Javier Ruiz Caldera por Anacleto, agente secreto, sino que se lo llevó su amigo Borja Cobeaga por reírse, muy fríamente, de las conversaciones reales entre un político socialista y la cúpula etarra en el 2005 y el 2006 en Negociador. El galardón al mejor actor secundario recayó en Mario Casas por Mi gran noche, de Álex de la Iglesia, y el de mejor cartel fue a parar a las manos de la actriz Leticia Dolera, directora debutante de Requisitos para ser una persona normal.