Más de 700 actividades en dos meses. Esa es la apuesta de los Festivales del Ebro que vendió ayer el consejero de Cultura en funciones del Ayuntamiento de Zaragoza, Jerónimo Blasco, pero lo cierto es que el programa no presenta casi ninguna novedad con respecto a las ediciones anteriores y, además, por primera vez, no acogerá conciertos en el anfiteatro de la Expo que se centrará en actuaciones teatrales destinadas al público familiar. Blasco presentó el programa acompañado de la responsable de programación de Zaragoza Cultural, Carmen Blasco, y del director general de márketing de La Zaragozana. Enrique Torguet, uno de los principales patrocinadores de la cita.

La principal novedad (y casi la única) de este año será la celebración del Día de la música el 21 de junio que, de la mano de Aragón Musical, volverá a sacar a la calle (después de la suspensión del Roscón Rock) a 28 bandas autóctonas que actuarán en la plaza San Pedro Nolasco, anfiteatro del Náutico, las Armas, plaza San Felipe, plaza Ariño y plaza San Bruno.

DANZA EN LA CALLE

Un día antes se celebrará la Noche en blanco "que sigue creciendo" y que, a día de hoy, ya tiene previstos más de 180 actos y la participación de 100 colectivos en diferentes espacios urbanos de la ciudad. Lugares que también serán los protagonistas del festival de danza urbana, Trayectos, que, del 26 al 28 de junio, volverá a mostrar la danza contemporánea en lugares menos habituales para ello como serán Etopia, la plaza del Justicia, la plaza San Bruno, la plaza San Roque o el Centro de Historias.

Los Festivales del Ebro arrancarán oficialmente (aunque hay actos incluidos en la programación que ya se están celebrando) con el Mercado medieval de las tres culturas el fin de semana del 12 al 14 de junio alrededor de la plaza de La Seo. Este año, la recreación de las tres culturas (musulmana, hebrea y cristiana) de la Zaragoza medieval estará acompañada por 213 actividades, entre las que se han incluido algunas que tendrán lugar en el Museo Diocesano.

En lo que respecta a una de las instalaciones, a nivel cultural, más simbólicas de lo que la Expo (el anfiteatro), vivirá un verano (el primero desde que el 2009 enmudeciera también) sin conciertos. "Hemos decidido reorientarlo --señaló Blasco-- hacia un público más infantil y creo que es una decisión correcta ya que hay que apostar por la especialización". Así, junto al Parque del Agua pasarán del 11 de julio al 26 la compañía del Teatro Arbolé, la PAI, Teatro Che y Moche, Titiriteros de Binéfar, Nostraxladamus, Cirteani y Javi el mago y Los ponchos. La realidad es que la asistencia a los conciertos programados en ese espacio ha sido muy desigual (por ejemplo, apenas 200 personas fueron a ver a Julieta Venegas hace dos años) y que los promotores no quieren asumir el riesgo.

Algo que reconoció ayer el propio consejero Jerónimo Blasco: "Programar al aire libre en esta ciudad es peligroso, aunque sea en verano y entiendo que no se quieren arriesgar". Sí habrá música en la segunda edición del Actúa, que llenará la plaza San Felipe y la plaza Ariño de diferentes actividades durante dos días, el fin de semana del 20 y 21 de junio.

CONTENEDOR DE CITAS

Junto a todo esto el programa, para llegar a las 713 actividades que anunció ayer el consejero, también incluye citas como el Summer in the zity (que incluye el concierto de Bob Dylan el 4 de julio) o los festivales Slap! y Lagatavajunto, que se celebrarán en el Cámping de Zaragoza y cuya programación ya fue presentada. Los teatros, los conciertos de las salas privadas y las actuaciones en algunos de los quioscos de la ribera así como diferentes actividades turísticas completan estos séptimos Festivales del Ebro.

La aportación del ayuntamiento este año al programa es de 167.000 euros, 23.000 más que el año pasado y "eso que --desgranó Jerónimo Blasco-- este año están fuera el Zaragoza Ciudad que ya se ha celebrado y para el que aportamos 25.000 euros y el festival Asalto, que será en septiembre y al que el consistorio destinará 60.000 euros). En el 2009, la cita arrancó con un presupuesto global de 8 millones de euros. Siete años después, ¿era esto lo que buscaba el ayuntamiento? Preguntado Blasco, el consejero de Cultura defendió el buen momento del proyecto: "Es una marca que nos sirve para difundir la programación cultural del verano y conseguir poner en valor y hacer vivir los espacios nuevos legados de la Expo. Además, nos sirve para resituar la ciudad y darle un atractivo turístico más para estos meses de junio y julio", concluyó Jerónimo Blasco.