SEnDMary Shelley parece todo un cambio de sentido para usted: de Arabia Saudita salta a Inglaterra y del presente al siglo XIX. ¿O no lo es tanto?

-Sí, sí que lo es, desde luego, cómo no. De hecho, me sorprendí cuando me ofrecieron el proyecto que ahora se estrena. ¿Qué iba a saber yo sobre una mujer inglesa y esa época? Pregunté a mis agentes si los productores sabían que yo era de Arabia Saudita (risas). Pero después leí el guion y me pareció increíble, y no tan distinto a lo que había hecho hasta ahora. Al fin y al cabo, trata sobre una mujer joven en busca de su voz.

-Y ya había estudiado a Shelley en la universidad.

-Estudié literatura, e hice un trabajo sobre escritoras que la incluía, pero me había olvidado por completo de todo aquello, la verdad. En realidad, tuve que volver a empezar. Leí toda clase de cosas sobre ella. Cuanto más leía más ganas tenía de entrar en este viaje y ayudar a que se reconozca más su obra. Su historia puede inspirar a las mujeres a avanzar en la vida.

-El salto al cine de época, ¿daba vértigo?

-Sí y no. Yo quería que la película estuviese viva, que no fuese rígida. Hablé con los actores y les dije: «No os toméis el lenguaje demasiado en serio, hagámoslo accesible». También me parecía importante que los vestidos, aunque bonitos, no fuesen demasiado exuberantes. La diseñadora de vestuario [que es Siobhan Cahill] encontró unas preciosas prendas vintage.

-Lo que es un hecho es que los chicos parecen salidos de Crepúsculo.

-Cierto [risas], pero le aseguro que son peinados de la época. Percy Shelley se peinaba igual que mi hijo.

-¿Hizo la película pensando en un público juvenil al que dirigirse?

-Totalmente. Yo quería llegar a adolescentes que están buscando su camino en la vida. Mostrar una historia de éxito basada en la actividad creativa y no otra clase de ambiciones. Es una historia de amor, también, pero sobre todo habla sobre encontrar tu propia voz.

-El fichaje de Elle Fanning fue un poco discutido, sobre todo por su escaso parecido físico con Shelley.

-Yo quería a Elle a toda costa. Buscaba a una actriz que fuera expresiva sin esfuerzo. Y ella es sutil y elegante como actriz, esa era la clave, no hay mucho más. Es una de las mejores de su generación. Recuerdo verla en Super-8 y pensar que, incluso siendo una niña, destilaba madurez. Cuando la vi en Ginger & Rosa hablando con ese perfecto acento británico, supe del todo que era la persona ideal así que esa es la explicación.

-¿Llevó a cabo alguna clase de investigación cinematográfica de cualquier tipo sobre Frankenstein antes de empezar a rodar su película?

-No realmente, porque la mayoría de películas son sobre el monstruo, algo que yo no quería tratar. Todo el mundo sabe todo sobre el libro y su historia, pero pocos sabemos mucho sobre la autora.