Lina Vila lleva experimentando con la pintura y la escultura desde su primera exposición, que realizó en el Ayuntamiento de Zuera en el año1992. Desde entonces ha pisado decenas de salas de exposición, tanto en España como en Alemania, Italia y Francia. Su última exposición, titulada La tinta y la hierba, se puede ver en la Galería-librería La Casa Amarilla y estará allí hasta el 29 de julio.

-Su última exposición rebosa de optimismo en contraste con sus anteriores trabajos ¿Por qué?

-Siempre había hecho un tipo de obra muy basada en mi experiencia vital. En este momento mi situación vital es dulce, así que he querido reflejar una exposición hermosa, que transmita belleza, pero una belleza efímera, momentánea, en estrecha relación con el mundo floral.

-El motivo principal de su exposición han sido los jardines

-Se trata de un triple homenaje, en primer lugar a mi propio espacio de recogimiento, mi vergel, mi espacio de naturaleza domesticada. En segundo lugar a mi padre, que fue el primero que plantó los árboles de mi vergel. Y en tercer lugar a la mujeres artistas del siglo XIX. La historiografía clásica las considero artistas menores porque pintaban lo que tenían más cercano, flores, bodegones, familiares, es un pequeño acto de reivindicación.

-Ha expuesto sus trabajos en Alemania, Francia, Portugal… y sin embargo dice que como en casa en ningún sitio.

-Está claro que para aprender hay que viajar. Pero después de todo eso reconforta saber que hay un lugar donde recogerse, un lugar donde disfrutar, reflexionar, darle vueltas a las cosas, pintar, comer en la hierba, tomarse y unos vinos con los amigos

-Tras 25 años de carrera ¿Cómo valora su posición actual?

-Estoy en un momento de libertad total, sin influencias de gustos, modas o corrientes. La crisis marcó un antes y un después y puso muy complicado vivir del arte, y eso trajo cosas buenas y cosas malas. Lo malo es que ya no se puede vivir de ello, lo bueno es que, como he dicho, tengo libertad total. A pesar de mis 25 años me siento igual de primeriza, de todos los trabajos se aprende.

-¿Y qué ha aprendido de esta última exposición?

-He aprendido mucho sobre la paciencia, la constancia y la humildad, que son valores que se trabajan en la jardinería. Eso se ve reflejado en los dibujos, que me han llevado muchas horas de trabajo que he afrontado con mucha calma. Se podía decir que este trabajo me ha serenado.

-¿Qué recepción ha tenido la exposición?

-A la inauguración vino muchísima gente. Mi público habitual estaba acostumbrado a obras mucho más duras, al tratamiento de temas como la humanidad, el paso del tiempo etc. Esta nueva exposición les ha sorprendido, es más amable, más hermosa y más comprensible.

-¿Es necesario explicar tu obra para disfrutarla?

-Creo que el arte en primera instancia busca un contacto con el espectador, algo emocional, instantáneo, de las tripas. Luego siempre puedes acercarte de una manera más intelectual, buscar fuentes, buscar lo que el artista ha querido decir etc. Pero en primera instancia el gusto es soberano, toda manifestación artística puede llegarte emocionalmente sin ser explicada. La gente que me conoce sabe porque he hecho lo que he hecho. Los que no me conocen se enteraran a raíz de entrevistas como esta.