UNA Y OTRA VEZ

AUTOR Kate Atkinson

Lumen. 680 p. 22,90 u

Lo dijo Borges: la vida es un jardín de senderos que se bifurcan. Las novelas a la manera clásica se conforman con seguir uno de esos senderos, aunque a veces el paisaje que vemos durante el paseo nos baste y sobre. Hay otro tipo de novelas que juegan con los universos paralelos, o que, en fin, piensan que una historia no existe si no viene empaquetada con sus variaciones o sus reflejos en otra dimensión. En el más accesible de los casos, se trata de versiones apañadas de lo que Robert Coover anunciaba en su legendario artículo El fin de los libros: una narrativa hipertextual que, eso sí, aún no da plenos poderes al lector para construir su relato, saturado de sentido cuando colocamos todas sus capas una encima de la otra como quien no quiere renunciar a ninguna de las tramas de uno de esos libros de "escoge tu propia aventura".

Para eso está la literatura, viene a decirnos Kate Atkinson en Una y otra vez: para nacer, morir y volver a nacer; para morir de decenas de maneras distintas; para enmendar errores; para cometerlos peores todavía; para salvar al mundo de la historia. Así las cosas, Ursula Todd puede morir cuando su madre da a luz o puede ahogarse de niña o puede suicidarse de joven o puede matar a Hitler. El asesinato del Führer antes de la Noche de los Cristales Rotos, esa es la primera escena del libro, en la que Atkinson demuestra que es capaz de poner en tela de juicio su programa narrativo con el fin de atrapar la atención del lector. Es, me temo, una trampa estructural, que privilegia el impacto por encima de la lógica del método, pero funciona: es un paliativo eficaz a los efectos desconcertantes de una novela a la que hay que acostumbrarse.

La vida de Ursula Todd tiene visos de culebrón, es apasionante, incluso cuando sabemos que resucitará en el siguiente capítulo. Existe, claro, un problema de identificación: es difícil sentir empatía por un personaje cuyo recorrido emocional no sigue las leyes naturales de la biología, y siempre cuenta con el salvavidas de su creadora para salir a flote. Por eso hay que tomarse la novela como un juego.