¿Qué balance hace de su temporada en el Zaragoza?

De muchos altibajos, empecé bien y eso me permitió poder ir a la sub-21. Después, los resultados no fueron los que el equipo necesitaba, se cambió de sistema, pasé más a la banda y más tarde a la mediapunta. Los cambios no me beneficiaron a mí, pero sí al grupo. Acabé jugando mucho en la mediapunta, hice algunos buenos partidos, pero en otros me costó más. En Pamplona yo creo que fue un antes y un después a la temporada, me marcó a mí, tanto con el entrenador como en mi sitio en el equipo.

—Aquel día el entrenador lo cambia antes del descanso…

Fue duro aquello y creo que se notó en mi rendimiento. Notas que la gente no confía lo mismo en ti, ni el míster ni el resto. A las tres semanas fui titular e hice un buen partido ante el Huesca, pero regresé a la senda de no entrar en el once. Y duele bastante. En el partido de Osasuna yo sé que lo hice mal, aunque insisto en que marcó un antes y un después.

—Ha sido uno de los debates del curso. ¿Cuál es su posición?

Mi posición idónea es de interior, subiendo yo el balón, mostrándome más atrás, con espacios. Para mí es esa. Ha influido en mi rendimiento el tema de la posición. Empecé bien jugando en mi puesto de interior, en el vértice izquierdo en el rombo y eso se notó. Hubo que cambiar de dibujo por los resultados; en la banda, de mediapunta… Todo eso influyó.

—Con todo, ha jugado mucho, 2.706 minutos oficiales en 43 partidos. No está mal teniendo en cuenta que debutaba en el fútbol profesional.

Sí, claro, el balance no es malo. He aprendido mucho en una categoría nueva para mí, en la que debutaba, y he sido el quinto que más minutos ha tenido. Eso, con 22 años, pocos lo hacen. Soy exigente conmigo mismo y la gente se queda con el final, con lo más cercano y no ha sido como el principio. Esa es la pena.

—Tras esa gran segunda vuelta. ¿Qué falló para caer ante el Numancia en el ‘playoff’?

Fallamos mucho en casa, tuvimos el partido para ganarlo fácil, con ocasiones. En finales así el que perdona lo paga. Y en la ida no hay que olvidar que nos marcaron tan pronto tras anotar el gol y eso nos perjudicó mucho. La eliminatoria fue injusta, pero esto es fútbol, que tiene de todo. Han sido días jodidos, más cuando ves la final, el Valladolid-Numancia, y piensas que tenías que estar ahí. Había mucha ilusión en finalizar el reto, nos sentíamos con todas las ganas del mundo, pero no pudo ser.

—¿Hubo exceso de confianza en La Romareda?

No, de verdad que no. El resultado de la ida era engañoso y lo sabíamos. Fue solo mala suerte ante el gol y que ellos prácticamente marcaron en las dos que tuvieron. No hay que darle más vueltas.

—¿Influyó en el ‘playoff’ la noticia de la marcha del entrenador al Deportivo?

El míster nunca se pronunció hasta que acabó la temporada. Antes solo nos dijo que él, como todos, tenía ofertas y nosotros no sabíamos nada en firme. Todos hicimos el mismo camino, fuimos profesionales. Eso no tuvo nada que ver en el resultado, no influyó. Es que el ascenso ya es un premio tan grande de por sí que no te hace mirar otra cosa. El primero que quería subir era el míster, a nivel de su currículum, a nivel económico y de todo. Es que es volver a Primera con el Zaragoza, eso que te llevas aunque te vayas a otro sitio.

—¿Cómo fue su relación con Natxo González?

Buena, de verdad. De respeto, de cordialidad y transmitiendo él lo que quería de mí. Tiene su forma de ser, cada entrenador es un mundo y de todos se aprenden cosas. Tiene aspectos magníficos, aunque es un poco frío con el jugador, pero es un técnico muy bueno.

—Acaba su cesión de una temporada del Real Madrid. ¿Le ha dicho algo el Zaragoza sobre una posible continuidad?

Hay que hablar con el Real Madrid, ver todo, porque yo pertenezco a ese club. De momento, con el Zaragoza no hemos tenido contactos y no sé si los va a haber. Lalo sí me dijo que ya hablaríamos, pero a ver, no sé qué pasará. Al final, en este caso depende todo del Madrid.

—Lo previsto un poco en su caso era que usted diera el salto a Primera en la próxima temporada.

A quién no le gustaría jugar en Primera. Yo confío mucho en mí y ojalá se dé ya, pero mi final de temporada me perjudica un poco para lograr eso en la próxima campaña. Si tengo que seguir en Segunda, me lo tomo con calma, tarde o temprano acabaré jugando en Primera. Tengo condiciones y creo en mí.

—¿Qué le desea al Zaragoza para el futuro?

Si no sigo en el club la próxima temporada, le deseo todo lo mejor. Sobre todo quiero agradecer este año, me ha hecho sentirme futbolista al 100% en una ciudad que vive para el fútbol. Para mí hay un antes y un después de esta temporada, he aprendido mucho a nivel futbolístico por las posiciones en el centro del campo y también por la mayor presión, por aceptar las críticas, por no venirme abajo. Me ha hecho madurar mucho, esta experiencia me va a venir muy bien para mi futuro y solo tengo palabras de agradecimiento.

—El proyecto en Segunda contempla la continuidad de la mayor parte de la plantilla.

Eso es vital. Si se quiere subir pronto a Primera, a poder ser la próxima temporada, las bases de la continuidad son fundamentales. Se están haciendo bien las cosas en el club, con una idea clara, y ojalá tengan toda la suerte del mundo. El Zaragoza merece ya volver a la élite, su sitio natural, y en Lérida ya hay un zaragocista más.