Entre el 56% y el 60% de los electores italianos votaron ayer contra el mayor cambio constitucional jamás propuesto en Italia, según indicaban los sondeos a pie de urna realizados por cuenta de la RAI por Ipr Marketing. El margen de error era de dos puntos. «Gracias, Italia», ha dicho Matteo Salvini, líder de la Liga del Norte. «Ahora comienza un período político complejo», afirmaron más o menos todos los analistas durante la pasada noche.

El jefe del Ejecutivo, Matteo Renzi, que después de tres años de gobierno apuntaba a consolidar su programa de cambios con el referéndum constitucional, anunció anoche que hoy presentará la dimisión al presidente de la República, Sergio Mattarella.

La afluencia a las urnas superó el 70%, cifra alta incluso para Italia. Tanto la mayoría como la oposición se habían volcado en un referéndum que unos pintaban como la madre de todas las reformas para modernizar el país y los otros como un apocalipsis para la democracia. Faltaban aún por conocer el signo de unos cuatro millones de votos de residentes en el extranjero, que en dos ocasiones recientes han dado la vuelta al resultado nacional.

Con el rechazo a cambiar los 47 artículos de la Constitución que proponía el Gobierno, la organización institucional de Italia queda como estaba hasta ayer, pero con toda probabilidad cambiará la agenda política. Renzi optó por cumplir su promesa de dimitir, aunque se lo había exigido solo la xenófoba Liga del Norte, aliada en Europa del francés Frente National. Es probable que el presidente lo emplace a presentarse ante el Parlamento para una cuestión de confianza. Tanto si la gana como si la pierde, es también muy probable que las elecciones generales previstas para el 2018 se anticipen al 2017 e incluso que el Ejecutivo de Renzi sea reemplazado por otro igualmente de centroizquierda, ya que el PD fue el partido más votado en las pasadas generales. Renzi contaría así con un año para preparar su candidatura cara a intentar volver a la Moncloa de Italia.

Lo que anoche nadie podía prever, pero muchos ya temían, es que con la apertura de las bolsas de hoy se produzca una debacle del mercado bursátil y que a causa de la inestabilidad política consiguiente al éxito del no se dispare la prima de riesgo (actualmente a unos 180 puntos respecto a los bonos alemanes). En este caso, el Banco Central Europeo (BCE) ya está listo para comprar a mansalva titulos del Estado italiano con el fin de impedir un ensañamiento de la especulación internacional. Aun así, la UE contiene el aliento ante los efectos económicos, políticos y para el proyecto europeo de una eventual caída de Renzi.

La mayor consecuencia financiera, interna pero con capacidad de irradiar inestabilidad a toda la UE, será contra el plan ya en marcha para sanear y recapitalizar entre ocho y 10 entidades bancarias, entre ellas varias cajas de ahorros en fase de transformación en bancos, lo que actualmente no se puede hacer con ayudas estatales, sino solo recurriendo a los mercados.

Cara a Bruselas, las presiones de Renzi para superar el déficit (2,4% en lugar del 2,2%) a causa de los terremotos del verano y del peso de la inmigración subsahariana (170.000 personas en 2016), perderán fuelle, con un efecto inmediato, previsto ya en la próxima semana con la reunión del Eurogrupo: la exigencia de la UE de que Italia reformule, disminuyéndolo de un 0,1% o un 0,2% (entre 15.000 y 30.000 millones), los presupuestos de 2017.